El obstáculo de la exclusión





“‑Entre ustedes yo soy un extranjero; no obstante, quiero pedirles que me vendan un sepulcro para enterrar a mi esposa” (Génesis 23:4)

La discriminación, la exclusión y el racismo siguen siendo un problema mayúsculo aún en pleno siglo XXI. En algunos lugares aún se vive y se actúa como en los peores momentos de la segregación racial, por ejemplo.

Pedro y Dorothy Barrera estuvieron casados por 44 años. Cuando él murió, ella fue al cementerio de Normanna, Texas, EE.UU., el pueblo donde llevaban más de una década viviendo y pidió enterrar allí sus cenizas.

Sin embargo, el administrador del cementerio le dijo que no podría enterrarlo allí porque ese cementerio era exclusivamente para gente blanca. Tendría que llevarlo a un camposanto conocido como “El bosque”, para gente de origen latino y negra.

Al lado de la cerca del cementerio, a escasos centímetros de la valla, hay una lápida de una persona de apellido latino que data de 1910 con un epitafio en español. Es un crudo testimonio de que la discriminación continúa aún después de muerto.

La viuda apeló a la justicia. Es vergonzoso que se llegue a esa instancia para algo que debería resolverse sólo con sentido común: Todos somos seres humanos y no es posible seguir pensando que existen personas de primera y segunda categoría.

Lo sorprendente, y escandalosamente vergonzoso, es que muchos de los habitantes de ese pueblo, son cristianos comprometidos con sus iglesias locales y están completamente de acuerdo con lo dictaminado por el administrador del cementerio. No ven una discordancia entre su creencia cristiana y el racismo.

Seguramente, si viniera Jesús, de tez morena, con nariz grande al estilo sumerio, con frente amplia, pelo negro y ojos oscuros, no lo recibirían en sus iglesias porque no calza con sus estereotipos racistas.

El asunto es más común de lo que parece. Me crié en Chile, un país clasista y xenofobo en muchos sentidos. Viví en Perú, donde ocurre lo mismo con los que no tienen recursos o son de origen indígena. Lo mismo vi en México y en otros lugares, es como si no aprendiéramos de la experiencia de otros, y continuamente tuviéramos que buscar algo que nos haga sentirnos superiores a otros, porque saberse humanos, a algunos, no les basta.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS 



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