Imitación



“Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor” (1 Tesalonisenses 1:6)

Ya decíamos ayer que la idea de imitación aparece sólo en tres ocasiones en el Nuevo Testamento y el concepto seguir 99 veces. Es evidente que en la mente de Jesús había algo muy distinto a lo que se dedujo después en la historia del cristianismo posterior.

¿Por qué es tan importante la idea seguir en vez del concepto imitar?

No es lo que estamos acostumbrados a escuchar, porque en la religión pasiva que a menudo se enseña el sobre énfasis es en la imitación, como si ese fuera el todo del cristianismo. Tal como lo explica J. M. Castillo: “Cuando se trata de un modelo, que se copia, el sujeto se orienta hacia el modelo para retornar sobre sí, mientras que en el seguimiento el sujeto sale de sí para orientarse enteramente hacia un destino. O dicho de otra manera, en la imitación el centro de interés está en el propio sujeto, mientras que en el seguimiento ese centro está situado en el destino que se persigue. La imagen cabal de la imitación es el espejo; la imagen ejemplar del seguimiento es el camino. Y bien sabemos que mientras el espejo es el exponente de la vanidad, el camino es el símbolo de la tarea, de la misión y del objetivo a cumplir” (Castillo, 2005:50).

Probablemente a esta idea mal planteada tengamos tantos cristianos enfocados en sí mismos y en el cambio supuesto que deben lograr para ser “aceptados” como “buenos cristianos”, y tan poca gente comprometida con la misión y la comunicación del evangelio.

Según las estadísticas no más del 3% de los cristianos del mundo están comprometidos con la misión evangélica. La mayoría no son más que entes pasivos enmarañados en una red de cultos, adoración y lecciones teológicas autoreferentes (somos el pueblo de Dios, pertenecemos a la religión verdadera, y otras tonterías como esas).

Mientras que la mayor parte de la población mundial muere espiritual y emocionalmente a falta de sentido, millones de cristianos se congregan semana a semana para auto alabarse por lo “buenos que son” comparados con los “malvados” a quienes simplemente, no les han llevado el evangelio, porque en la pasividad cambiamos el “id” de Jesús por el “vengan a escucharnos” de la comodidad cristiana contemporánea. Cuando se sobre enfatiza una idea lo que tenemos es desequilibrio, como en este caso.



Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: Superando obstáculos 

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