Sin acepción



“Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas” (Deuteronomio 10:17)

El Diccionario de la Real Lengua Española define la palabra “acepción” como la “acción de favorecer o inclinarse a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o a la razón”. En otras palabras, hacer favoritismo, desmerecer a alguien en favor de otra persona o actuar de manera arbitraria prefiriendo a alguien en vez de otra persona.

Lo que el texto señala a todas luces y lo repite la Biblia en varias secciones es que Dios no hace “acepción de personas”, en otras palabras, Dios no prefiere a un ser humano en desmedro de otro.

Es común escuchar a quienes hacen una lectura sexista de la Biblia que “Dios” ha preferido al varón en vez de la mujer, para el liderazgo, para la dirección, para ... y la lista es larga. El varón aparece como preeminente, y Dios, como un ser que actúa en base a favoritismos que no tienen base ni sustento bíblico ni lógico. Dicha idea a través de los siglos ha servido para las más variadas formas de abuso.

Los cristianos se han jactado durante mucho tiempo de tratar a sus mujeres de mejor manera que otras religiones. La realidad contradice dicha idea.

La verdad es que en el mundo cristiano la mujer ha sido tratada de manera injusta durante siglos.

El maltrato y la violencia doméstica abunda, especialmente, entre aquellos que hacen una lectura sexista y androcéntrica de la Biblia.

Cuando el varón se considera cabeza de la mujer, entonces, es fácil de allí derivar otras ideas destructivas como arrogarse el derecho a ser conciencia de las esposas e hijas; llegar a la violencia incluso para defender su “derecho” a imponer sus criterios; considerarse “sacerdote” de su hogar, y de esa forma actuar como si fuera el “mediador”; etc.

Dios no hace acepción de personas, esa es actitud humana exclusivamente.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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