Religión que libera

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad” (Gálatas 5:1 NVI)

El texto de hoy parece una contradicción o al menos una sutil paradoja: Libres para vivir en libertad.

Un matemático diría que es una tautología. Una repetición de una misma idea.

La idea que está expresando Pablo es que en Jesucristo hemos recibido una libertad que no debemos perder. Somos libres para vivir como tales y no como esclavos.

Es una afrenta a nuestro Salvador es renunciar a la libertad que tenemos por la razón que sea.

Un amigo hace algunos años un día estábamos conversando sobre algo y de pronto dijo:

—Bueno, voy a pensar si le doy permiso a mi mujer.

—¿Qué te has creído? —le respondí molesto.

Él no entendió mi reacción y sólo atinó a responder.

—Es que ella tiene que hacer lo que yo diga.

—Eso no es justo y es una idea incorrecta. Nadie te ha dado ese derecho, ni siquiera Dios. Es una flagrante ofensa a Jesús que murió por tu esposa para que fuera libre, incluso de individuos como tú.

Él se molestó y me refutó que era el esposo así que era su derecho. No seguí discutiendo, con personas irracionales es difícil razonar. Lo penoso es que era un compañero que había estudiado teología conmigo, supuestamente un experto en la Palabra de Dios.

Nadie tiene el derecho de decidir por otra persona, ni aún cuando los una un parentesco de paternidad o matrimonio.

Jesús nos ha hecho libres.

Cuando una mujer cristiana acepta que otra persona tome decisiones por ella, sea padre, esposo, hermano o cualquier persona, con ese acto afrenta al Salvador que dio su vida para que ella goce del privilegio de elegir por sí misma.

Libres para vivir en libertad, es la consigna paulina que deberíamos repetir todos los días, y respetarla a rajatabla.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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