Propiedad



“El hombre se unió a su mujer” (Génesis 4:1)

Hace poco conversaba con un médico que trabajó en Angola y Guinea Ecuatorial y me explicaba lo difícil que era para él entender la manera en que los varones africanos —en general, y con raras excepciones— tratan a sus esposas. En un momento del diálogo me dijo:

—Ellos sienten que son dueños de sus esposas y que nadie tiene derecho a decirles qué hacer y cómo tratarlas.

Mi respuesta fue:

—¿De qué te asombras si eso pasa en todo el mundo con matices y sutilezas, pero es lo mismo, el mismo baile pero con otra música?

Lo lamentable es que la Biblia, con su lenguaje patriarcal ha dado lugar a dicha forma de observar la realidad y la vinculación del varón y la mujer. En el primer texto que Moisés escribe para describir la relación del varón y la mujer después del pecado, pone a Eva como propiedad de Adán. “Su mujer”, como diciendo, “su bien”, “su pertenencia”.

No hay nada de romántico en creerse dueño de un ser humano. Es una especie de esclavitud solapada y sutil. En países de todo el mundo hay personas que suelen creer que son dueños de las mujeres, aún las leyes imponen criterios similares, haciendo que las mujeres deban renunciar no sólo a sus apellidos sino a su dignidad como individuos.

Lo extraño y desesperanzador, es que muchos varones que se llaman cristianos siguen sosteniendo criterios similares. Los varones han sido entrenados y educados para responder a un determinado estereotipo y las mujeres de manera similar. Se considera lo más normal del mundo que la mujer tenga que aceptar este tipo de vida, como si no tuviera ninguna otra opción, y tuviera que aceptar de manera natural ese rol social asignado.

La mujer fue creada a imagen y semejanza de Dios, aceptar ser tratada como mueble o bien de otro ser humano, es simplemente, renunciar a ese magnífico don dado por Dios que la dignidad de saberse únicos, especiales y benditos, tanto que si hubiera habido un solo pecador, Cristo habría venido a morir exclusivamente por él o ella.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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