Frente a frente como iguales



“Ayuda idónea” (Génesis 2:18)

La mayoría de las versiones traduce “idónea” y solemos referirnos a esa palabra en numerosas ocasiones, el gran problema es que dicho vocablo no está en la Biblia, es simplemente una idea fín que los traductores pusieron por no entender claramente el término hebreo.

La palabra hebrea kenegdo, que se traduce como idónea, es una expresión formada por dos proposiciones y un pronombre. La primera significa “igual” la segunda significa “enfrente”. Lo que la expresión evidencia es que uno está en la presencia del otro como un igual. La mujer es, tal como el varón, de la misma clase y especie, es decir, alguien igual.

No entender esta idea ha llevado a sostener, por ejemplo, que la mujer es inferior al varón por constitución porque fue echa para ser una “ayuda”, y otros agregan con total seguridad a esa frase de Calvino, “idónea”.
¿Por qué es tan importante entender correctamente el texto? Pues, cuando la mujer es tratada como un subordinado, un ser que está al servicio de otro, una persona que no posee la cualidad esencial de ser humano, entonces, se crean las condiciones ideológicas para justificar la violencia.

Sería lícito, en la mala comprensión del texto, obligar a la mujer a ponerse en el lugar de subordinación que le corresponde por género. Como la violencia tiene como eje fundamental el poder y el ejercicio del mismo, entonces, someter a la mujer, se convierte en un desafío que va a la esencia misma de la especie. El macho herido no aceptaría que una mujer sea su igual, menos superior, tiene que ser subordinada.

Cuando Dios advirtió que eso ocurriría, es decir, que el varón se “ enseñorearía de la mujer” (Génesis 3:16), no hizo más que advertir a las generaciones futuras lo que ocurriría por efecto del pecado.

Es pecaminoso caer en un juego de poder, donde alguien le exige a otro ser humano perder su dignidad, otorgándole a otro ser humano el derecho a dominar, pensar y elegir, como es la facultad que algunos varones se arrogan a sí mismos respecto a la mujer. Lamentablemente, algunos de ellos que dicen adorar a Cristo.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Lazos de amor
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