Lamento en danza



“Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!” (Salmo 30:11-12)

En ninguna parte de la Biblia se dice que el creyente estará libre de problemas y dificultades una vez que acepta a Cristo. Al contrario, Jesús mismo anuncia que vendrían tiempos difíciles de intolerancia, persecución y dolor. Lo que si las Escrituras prometen, vez tras vez, que no importa cuál sea la circunstancia, nunca Dios nos abandonará. Esa si es una esperanza cierta.

Es lo que expresa el salmista con total confianza, la seguridad que Dios no nos abandona. Si cada día recordáramos que somos “la niña de los ojos” de Dios (Salmo 17:8) y los “hijos de Dios” (1 Juan 3:1) por adopción, no tendríamos esos arrebatos de desconfianza que nos llevan a creer, equivocadamente, que Dios nos ha dejado a un lado.

Un engaño del enemigo de Dios es hacer creer a los creyentes que Dios les abandona y se aleja. Eso no sólo es una burda mentira, es simplemente, caer en un juego de manipulación. Dios es omnipresente, ¿cómo podría alejarse? El amor de Dios es tan grande e inconmensurable  que no se aleja por ninguna razón de sus hijos. Está pendiente, así como una madre que no olvida en ningún momento a sus hijos.

Es penoso cuando algunas personas viven momentos de depresión espiritual, motivados por ideas que no son correctas. Los hechos son:

-Dios no abandona a sus hijos.
-Dios siempre está dispuestos a perdonarnos.
-Dios no espera que seamos buenos o santos para recibirnos.
-No es nuestra conducta la que nos hace aceptos ante Dios.

Lamentablemente algunas de ideas están tan enraizadas en nuestra cultura y folclore religioso, que de pronto desprenderse de ellas se convierte en ir cuesta arriba.

Dios convierte nuestro lamento en danza, nos viste de fiesta, para que nos gocemos con su gracia, para que logremos ver cada día la inmensidad de su amor inefable. Dios nos ama, nadie debería hacernos creer otra cosas.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Tomado del libro aún inédito: Salmos de vida

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