Refugio


“Tú eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite” (Salmo 18:2). 

La poesía, desde siempre, ha tenido la particularidad de expresar emociones y sentimientos, que con la mera retórica y prosa, no se puede hacer. El poeta es capaz de otorgarnos vislumbres que al igual que la música, difícilmente se podrían transmitir de otra forma, no es extraño que este salmo haya sido escrito por un músico y poeta.

Me gusta mucho la idea de que Dios sea un refugio, y no un tirano maltratador de pecadores, como muchas veces, de manera impropia se lo presenta. Si hiciera caso del discurso excluyente, discriminador y descalificador de muchos profesos cristianos, hace mucho tiempo que habría dejado de creer en Dios, pero como dijera Pablo: “Yo sé a quién he creído” (2 Timoteo 1:12).

Sé que Dios es roca que protege y no azote que destruye. Sé que Dios es nuestro escudo y no el palo que nos maltrata. Sé que Dios procura salvarnos, y nunca busca destruirnos. Sé que es mi “más alto escondite” donde me siento protegido y nunca, por ninguna razón, me deja desprotegido para ser violentado.

Si nos detuviéramos más a menudo a pensar en la bondad y misericordia de Dios, y dejáramos ese discurso acusador que muchos esgrimen como si fuera divino, muchas personas desanimadas, tristes, enojadas por la vida, maltratadas, solitarias, y temerosas, encontrarían refugio bajo la roca.

Es extraordinario que en una época donde primaba la ley del Talión y el ojo por ojo, con una visión de Dios vengadora, destructiva y malvada, David haya percibido la belleza del carácter divino que hace esfuerzos indesibles para que sus hijos perciban su amor inconmensurable.

La próxima vez que te vengan a contar que Dios anda buscando pecadores para quemar, maltratar y herir, diles que tu conoces a tu Dios, y ese que presentan, es simplemente, un engaño. Dios es amor, y en su providencia, es también nuestra roca.

¿A qué Dios das honra?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Salmos de vida
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.