Acciones de las que arrepentirse


"Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo, con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo" (Mateo 20:20)
Quiero creer que cuando Salomé, esposa de Zebedeo, y madre de Juan y Jacobo, se dio cuenta habrá sentido vergüenza, porque actuó como una madre ambiciosa, pero, desenfocada y sin entender lo que Jesús significaba.

Salomé fue una de las mujeres que estuvieron presentes en el funeral de Jesús. Era la madre de dos de los discípulos más queridos por Jesús. Es indudable que los tres apóstoles en quienes Jesús tenía más confianza eran Pedro, Juan y Jacobo. Jacobo murió como mártir (Hechos 12:2). Juan por su parte fue el único que murió de muerte natural ya anciano y luego de haber escrito dos de los libros más importantes de la cristiandad: Juan y Apocalipsis.

Salomé era la esposa de un pescador. Vivían en la costa del lago de Genezaret. Era de esperar que sus hijos Juan y Jacobo seguirían entre barcas y redes, en la ocupación de su padre. Pero, el curso de la familia fue cambiando cuando Jesús los llamó a formar parte de su grupo. Sus ambiciones cambiaron cuando creyó que Jesús estaba llamado a ser un rey secular de Israel.

Es probable que la familia hubiera oído hablar de Jesús a través de Juan el Bautista. Al parecer Zebedeo no hizo ningún esfuerzo para retener a sus hijos. Salomé fue a escuchar a Jesús y siguió a las mujeres. Finalmente fue una de las mujeres que preparó los lienzos y especias para el entierro de Jesús.

Salomé aceptó que Jesús era el Mesías, pero no podía separar al Mesías de la gloria temporal de Israel. Quiso asegurarse de que sus hijos, cuando Jesús viniera en su Reino, tuvieran un lugar de honor junto a él. Estas razones, comprensibles, al considerar el orgullo natural de madre, la indujeron a hacer una petición absurda. Ella hizo lo que muchos habrían hecho si pudieran, pusieron su mente en cuestiones terrenales y se olvidaron de la misión de Jesús. No es diferente a las ambiciones de muchos que van tras Cristo por intereses meramente temporales. Jesús, en esa ocasión les preguntó a sus hijos si iban a ser capaces de beber su copa, y respondieron que si, sin entender plenamente que Jesús hablaba de lo que finalmente ocurrió con Jacobo, del martirio. Salomé tardó en entender, pero lo hizo. Algunos nunca lo hacen.

¿Por qué razón la petición de Salomé fue tan absurda?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Cada vida un universo
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