El poder del prejuicio


"Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno?" (Juan 1:46)

El prejuicio es poderoso. Limita la reflexión e invalida la capacidad de razonar. Una mente anegada de prejuicios, simplemente, es tóxica, porque no puede quitar de si la barrera que surge en su mente para detener la inundación de ideas que se suscitan producto de los preconceptos que le impiden ver objetivamente la realidad. De hecho, el prejuicio, es simplemente, la subjetividad llevada a su máxima expresión.

Alguna vez el escritor inglés William Hazlitt (1778-1830) afirmó que “el prejuicio es el hijo de la ignorancia”, y tenía toda la razón no se puede sostener ni afirmar algo sin evidencia, a menos, que simplemente se sea ignorante. Pero, además, el prejuicio, es osado y arrogante porque afirma sin saber y sin detenerse a pensar si lo que sostiene es o no verdadero. Por eso que la reacción de Natanael suena tan absurda. Concluye, basado en prejuicios, que siento que Nazareth tiene tan mala fama es difícil que salga alguien bueno de allí. Su forma de pensar no es ni extraña ni única, porque miles de personas descalifican a otros simplemente por el lugar donde viven o por razones externas que nada tiene que ver con su realidad vital.

Natanael, a quien también en la Biblia se lo llama Bartolomé (hijo de Tolomei), se llamaba así en honor al profeta Natán. Eso significica que era cien por ciento hebreo, a diferencia de Felipe que es de ascendencia griega. Llegó a Jesús lleno de prejuicios pero se convirtió en un fiel seguidor de Cristo. La tradición señala que fue evangelista en Arabia y en Persia, y que fue en este último lugar donde murió como mártir de la fe cristiana.

La razón de sus prejuicios es que era de Caná de Galilea, un lugar muy cercano a Nazaret, y seguramente, había visto suficientes situaciones como para tener una actitud de rechazo a dicha ciudad, que en ese tiempo, era una población de paso y con muy mala fama.

La reacción de Felipe es inteligente, no comienza una discusión dialéctica para intentar convencer a su amigo, simplemente le dice: “Ven y verás”, en otras palabras, convéncente por ti mismo, y tal vez, es la mejor forma de enfrentar el prejuicio con evidencias reales, y con menos palabras.

¿Guías tu vida por evidencias o prejuicios?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Cada vida un universo
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