Simulador profesional


“Éste fue de noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él” (Juan 3:2)
El miedo es extraño y hace que la gente haga acciones poco razonables o que si lo pensaran mejor, probablemente, no lo harían. Nicodemo tenía miedo a perder el poder y su reputación. Era un hombre respetado por sus pares que se había ganado el prestigio de quien sabe lo que quiere y lo que busca. Era miembro del Sanedrín, y no se llegaba a ese puesto clave en el gobierno de Israel sin una gran cuota de suspicacia, astucia y juego político. En muchos sentidos era un experto en simulaciones, tal como lo tienen que ser todos aquellos que de alguna manera ostentan un poder político, en lo que sea, incluyendo el ámbito eclesial. No se puede nadar entre tiburones disfrazado de sardina.

Se acercó a Jesús como un experto lobbista, como aquel que se gana la vida haciendo relaciones públicas para buscar votos o ganar influencias, y lo hizo de noche, por temor a sus correligionarios. La respuesta de Jesús fue directa y sin diplomacia: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios” (Juan 3:3). Las palabras de Cristo, directas y al punto, descolocaron a Nicodemo. Se presentó como un político y el Maestro lo desarmó con una sola frase.

Jesús nunca entró en el juego de la política. Si hoy día Cristo viviera, lo más probable es que sería rechazado nuevamente, porque no encajaba en el contexto de simuladores, lobbistas y políticos profesionales, que habían hecho del discurso a medias, un arte. Usaban la adulación como un arma estratégica, lo mismo que hizo Nicodemo al acercarse a Jesús, pero el Maestro no estaba para bailes dialécticos propios de quienes aman tanto el poder, que están dispuestos a mentir con tal de ganar favores para sus posturas.

Nicodemo, que estaba luchando por creer, se sintió desnudo frente a Cristo. Demoró tres años en reaccionar, seguramente durante todo ese tiempo las palabras de Jesús quemaban en su mente, hasta que finalmente tomó la decisión de ponerse a favor de Cristo. La tradición dice que se bautizó, fue perseguido por los judíos, desposeído de su cargo y desterrado de Jerusalén.

¿Qué habrías hecho tú en el caso de tener el poder de Nicodemo?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Cada vida un universo
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