Alabanza sin límites


“¡Alaben al Señor, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle alabanzas! ¡Grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del Señor es eterna! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” (Salmo 117:1-2)

Aún no escribo esta reflexión y ya se que muchos reaccionarán, especialmente, quienes se han dado a la tarea de convertirse en censores de la adoración ajena. Hay quienes tienen normas para todo, y eso incluye, evidentemente, la alabanza.

En este tema en particular, es sorprendente la animaversión que suscita en quienes consideran que hay sólo un tipo de adoración posible y no aceptan que otras personas puedan expresar su devoción a Dios de una manera diferente a la que ellos sienten. Eso no sólo resulta desconcertante, sino que además, promueve un espíritu que nada tiene que ver con la tolerancia, el evangelio y la misión de paz que Dios encomendó a sus hijos.

El texto invita a que todas las naciones alaben al Señor, pero no dice como. De hecho, no hay ningún texto de la Biblia que diga como. Todos los versículos que suelen usar quienes pretenden normar la espiritualidad y adoración ajena, a menudo son sacados de su contexto o forzados para decir lo que ellos quieren.

Soy chileno, pero criado en el norte de mi país, por lo tanto, no me atrae tanto la música del sur ni del centro. Me agrada mucho la expresión cultural andina, con sus instrumentos tradicionales, la quena, la zampoña, la guitarra, el bombo y el charango. Su música me evoca mi niñez, el desierto y el altiplano, por lo tanto, cuando escucho música cristiana interpretada con dichos instrumentos, mi espíritu se eleva y mi conexión con Dios es diferente.

¿Quién soy yo para dictarle cátedra a otros que viven la alabanza de otra manera a partir de los contextos que han vivido? He viajado por casi todo el mundo, y he visto expresiones de alabanza tan diferentes a las mías que lo único que puedo agregar es ¡gloria a Dios! La diversidad es parte del plan de Dios. Un mundo sólo con flores rojas sería un mal espectáculo, de la misma forma, músicas que tuvieran la misma armonía y arpegios. Dios se goza con la diversidad.

¿Cuál es la manera de adorar que más te agrada?

© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida
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1 comentario:

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