Protección al desvalido


“El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos” (Salmo146:9).

Todos los que hemos vivido en el extranjero conocemos bien esa sensación que significa estar en tierra ajena y ser considerado un extraño. Aunque hay lugares que son más amables con los que vienen de otro país, en general, no es fácil. Hay ocasiones en que sufren abusos y arbitrariedades, especialmente, cuando su situación migratoria es delicada.

Nuestra tierra se está convirtiendo en un mundo global, donde las fronteras son cada vez más simbólicas, más aún con el fenómeno de la migración que se ha convertido en la situación más problemática del siglo. Millones de personas desplazadas y cientos de miles de familias que por diversos motivos se han visto en la necesidad de ir a otros lugares y sufrir, en muchos casos, lo que ni en sus peores pesadillas sospecharon.

El texto habla de que Dios está pendiente de quienes son extranjeros y también del huérfano y de la viuda. Otra situación que se torna en compleja, especialmente en aquellos lugares donde la protección social es precaria y las mujeres que pierden a sus esposos se encuentran en una situación difícil.

Es probable que alguno piense que es tarea de Dios de cuidar a los desvalidos, pero no es así. Los brazos de Dios son los creyentes. Es muy fácil orar diciendo “Dios cuida a los débiles”, que es una forma cómoda de decir: “No tengo tiempo de hacerlo yo, así que te los encargo”.

La Biblia dice con claridad que “la religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo” (Santiago 1:27). Muchos hablan de apartarse del mundo, cuando eso no es lo que dice la Escritura. Además, orar sin obrar, es sólo presunción. Oración sin acción es mera palabrería, lamentablemente, algunos se autoengañan y conforman sólo con hablar, sin darse cuenta que sólo se engañan a sí mismos.

¿Qué harás hoy para ayudar a los desvalidos?

© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida
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