Libre para volar al cielo


“¿No está Dios en las alturas de los cielos? ¡Mira las estrellas, cuán altas y remotas!” (Job 22:12)

Si fuera por algunos varones que conozco la mujer no debería salir de la cocina, de la guardería infantil ni de la maternidad. Algunos creen hacer una “gran cosa” cuando le permiten a las mujeres que llaman “sus” esposas que hagan algo más fuera de esas actividades “para” mujer.

Es lamentable que sean otros, y no cristianos, los que lleven adelante una revolución en el trato a la mujer y no quienes predican a Cristo y que deberían ser los portaestandartes de un mensaje de libertad, dignidad y aprecio por todos los seres humanos, incluyendo a la mujer.

El 16 de junio de 1963 Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer astronauta. En su juventud trabajó en una fábrica de neumáticos y luego estudió ingeniería, rama del conocimiento donde alcanzó el grado de Doctora en Ingeniería, todo un logro para su tiempo, mientras en algunos países las mujeres no tenían ni siquiera el derecho a votar como en Suiza y la mayor parte de África. Fueron los países comunistas los primeros en entender que la humanidad estaba formada por varones y mujeres, y que debía salvaguardarse los derechos de todos, independiente del género. Por mucho que su filosofía política sea cuestionable, lograron entender algo que muchos cristianos en la actualidad aún no aceptan ni comprenden: Dios no hace acepción de personas. Dios sería un Dios injusto si creara un orden de jerarquía poniendo a las mujeres en una situación subsidiaria, simplemente, por algo que no han elegido: Ser mujer.

Conozco a miles de mujeres frustradas por ser mujeres. Hace algunos días precisamente conversaba con una joven, inteligente, profesional y hermosa que me decía: “No me voy a casar” y si alguna vez me enamoro, “nunca firmaré ningún papel que me ate”, viviré en convivencia, porque eso me parece más libre que ser una esclava puertas adentro donde un varón tenga que decidir por mi.

Si fuera mujer, probablemente llegaría a pensar así. Jesús vino a libertarnos y a quitarnos las ataduras que nos atababan a las consecuencias del mal. Cada vez que alguien sostiene que la mujer debe subyugarse a un varón por mandato divino, está dando un mensaje que no es bíblico. Es el mal disfrazado de espiritualidad con un sólo fin, oprimir.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad 
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