Confianza en Dios, no en los poderosos


“No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar” (Salmo 146:3)

Nos llamamos seguidores de Jesús, pero muchas veces, estamos totalmente alejados de su acción cotidiana. Cristo nunca le hizo venias al poder político ni religioso. No le dio honores al poder temporal, sin embargo, muchos cristianos de hoy viven pendientes de los gobernantes como si de ellos dependiera la salvación y la predicación del evangelio.

En su libro El dios en quien no creo, el escritor español Juan Arias señala que: “Cristo nunca evitó el escándalo de los poderosos”, ni siquiera intentó halagarlos. Y luego agrega, pero “a nosotros, a la Iglesia, suele ocurrimos lo contrario: escandalizamos al pobre, al débil, y agradamos al poderoso, al fariseo, al rico” (1970: 20).

Por eso el salmista es tan tajante y no deja lugar a dudas: “No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar”. Un imperativo religioso tan importante lo olvidamos de manera cotidiana y se confunde el respeto a las autoridades con la adulación y el halago impropio. Ponemos alfombras rojas para recibir a gobernantes y autoridades temporales, y nos olvidamos de quienes con su sencillez a cuestas han aceptado el evangelio y tienen corazones enternecidos para escuchar la voz de Dios. Pareciera que nuestra mente está puesta en metas temporales y no en la eternidad.

Cristo fue perseguido por los poderosos de su tiempo porque no estuvo dispuesto a doblegarse a ellos. Su mensaje era revolucionario y disidente, porque se mostraba como un espíritu libre e independiente no dispuesto a someterse a ningún poder temporal humano. Si los cristianos tomáramos la misma actitud, hace tiempo que los poderes temporales estarían persiguiendo a los seguidores de aquel que no dudó en decir: “Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo sólo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió” (Juan 5:30).

Quien pone su confianza en poderes temporales antes que en Dios, no debería llamarse cristiano ni siquiera creyente. Dios es soberano, y quienes creen no aceptan otro poder que no sea el de Dios.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.