Ser madre


“A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” (Salmo 113:9)

Cambian los tiempos, pero en pleno siglo veintiuno, existen personas que siguen sosteniendo premisas que son de dos mil años atrás, como si nada hubiera pasado. Seguimos, por ejemplo, creyendo que tener un hijo es siempre un dictamen divino donde las personas se someten sin más. Por esa razón usamos expresiones como “el hijo que Dios me dio”, como si la divinidad hubiese tenido algo que ver en el proceso de procreación y alumbramiento. Como muchas ideas infundadas pocas veces nos detenemos a pensar en sus consecuencias y las implicancias de algunos conceptos mitológicos.

Si Dios decidiese el nacimiento de un niño, ¿por qué razón algunas mujeres están condicionadas por la esterilidad? La respuesta más fácil, y a la vez, la más cruel es “por que Dios lo quiso”. Preguntar ¿por qué? es aparecer como hereje en un contexto de religión infantil donde se supone que la “voluntad” divina no se puede cuestionar.

Eso es lo que hay detrás de la expresión del salmista, que hay que contextualizarla para entenderla. En el tiempo cuando este salmo fue escrito se consideraba que los niños nacían expresamente por voluntad divina y las mujeres estériles lo eran simplemente, porque Dios así, en su arbitrariedad, lo decidía. Dicho concepto, no sólo es erróneo, resulta ser una idea cruel y angustiante para quienes quieren tener hijos y por factores hereditarios o ambientales no pueden tenerlo.

Es cierto que Dios en alguna ocasión efectuó un milagro como en el caso de Sara, pero eso es prerrogativa divina en un contexto, trasvasijar dicho concepto a todas las realidades de mujeres que no pueden tener hijos, es simplemente, un gravísimo error. La maternidad es un don, en el sentido que Dios creó el mecanismo para que se pueda dar, pero Dios no decide qué niño nace y cuál no. Poner a la divinidad en ese contexto es no traer paz a quienes tienen hijos afectados por graves enfermedades o, derechamente, a quienes pierden hijos antes de nacer, o simple y llanamente no pueden tenerlos.

Dios es un Dios justo, no hay justicia en lo antes descrito, a menos que tengamos una idea distorcionada de Dios.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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