“Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles” (Hechos 10:45)
Jesús fue judío, no hay duda respecto a eso. Su madre y su padre eran de ascendencia israelita y fue criado como un niño judío típico, aferrado a las leyes rituales de su tiempo y apegado a la instrucción que todo niño judío recibía. La mayoría de los primeros cristianos también fueron judíos, al menos 10 de los discípulos de Jesús lo eran. Sin embargo, pronto eso cambió.
Varios de los discípulos de Pablo no eran judíos, Timoteo, Tito, Lucas y otros, procedían de algunos de los lugares donde el apóstol fue a predicar. Es natural que así fuera, pero a los judíos eso le causaba estupor al ver a un rabino judío enseñando la Torah a personas de otras nacionalidades. En su mentalidad sectaria, sólo los judíos debían leer la Palabra de Dios, y toda manifestación de Dios debería darse dentro del seno del judaísmo, concepción que Dios nunca enseñó y que simplemente, es una desviación orgullosa del plan divino que fue diseñado para que Israel fuera un medio, nunca un fin.
Cada vez que un grupo religioso se encierra en sí mismo, y cree que el evangelio y la verdad de Dios se transmite sólo por ellos y asume una actitud triunfalista y excluyente, está repitiendo el error judío.
En la actualidad la realidad es totalmente diferente a los inicios del cristianismo. La mayor parte de los cristianos no proceden de Israel ni son de ascendencia judía. Tristemente muy pocos judíos son cristianos. En parte, esto se debe no al mensaje del evangelio, sino a la actitud poco cristiana de quienes se hacen llamar seguidores de Cristo. Las peores persecusiones antisemitas y los genocidios y asesinatos de judíos ha venido de cristianos. Es una vergüenza en la historia oscura del cristianismo. Un judío fue el fundador del cristianismo, pero a quienes ha perseguido con más saña el cristianismo ha sido precisamente a los judíos, una paradoja macabra.
Dios no hace acepción de personas. El cristianismo es una religión de “gentiles”. La mayor parte de los cristianos procedemos de las naciones despreciadas por los judíos. Si la lógica de Dios se cumple, la misión se logró, el evangelio fue predicado a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Mateo 28:19), no obstante, a costa de perder a la mayor parte de los emisarios, los judíos, quienes en su mayor parte, no conocen a Jesús. Triste paradoja.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Cada vida un universo
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