Benigno


“El amor es... benigno” (1 Corintios 13:5 RV60)

Milena Jesenka, quien fuera la pareja del célebre escritor austriaco Franz Kafka (1883-1924), escribió: “La tarea del matrimonio es tolerar la naturaleza del otro, es tolerar que el otro se sienta libre para ser justamente lo que es”. En otras palabras, es permitirle al otro ser diferente. El matrimonio no debería ahogar la libertad, al contrario.

El amor exige inteligencia. Para muchas personas la palabra “inteligencia” y “amor” no debería estar en la misma oración, pero la realidad es que si se vive un amor no inteligente las personas terminan asesinando precisamente el amor. Las emociones y sentimientos son malos consejeros, es preciso que la vida humana sea guiada por la razón. La emoción sirve de expresión, pero no puede ni debe ser la base sobre la que se construye una relación sana.

Una persona sabia no ahoga a su pareja. No la esclaviza ni la mete en una celda, porque por muy cómoda que sea una cárcel, sigue siendo un lugar que nos priva de la libertad de ser.

El matrimonio no es un reclusorio donde tenemos que renunciar a nuestras aspiraciones personales y conformarnos con ser el espejo de nuestro cónyuge. El estar casado no nos priva de nuestra individualidad, al contrario, cuando hay amor se potencia la diferencia, porque los que aman, saben bien que el equilibrio de la relación se consigue en el entendimiento que son las diferencias las que los equilibran.

No me gusta la palabra “esposo” o “esposa” porque alude a “amarrarse”, y esa perspectiva limita el verdadero sentido de la relación de pareja. Las personas sabias no amarran a alguien a su vida, unen su vida a la de otro ser humano, en una amor sano que no significa renuncia a sus metas, sueños, aspiraciones o gustos personales.

La palabra que mejor expresa el sentido real del matrimonio es “compañero”, que lleva en si el sentido de “acompañar”, “estar junto a”, “caminar juntos”, “compartir” y “ser compañía el uno para el otro”. Eso tiene más sentido, porque el amor de pareja implica la decisión voluntaria de acompañar a otra persona en el entendido que también será acompañada. Sólo así puede florecer un amor sano y nutritivo, es decir, benigno, bueno, agradable.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo. Todo lo que hace esclavo al ser humano lo impulsa a querer liberarse. Si amarras a un perro cuando lo sueltas se ira de inmediato a pasear. Así es con el matrimonio. Muchas parejas quieren continuar progresando en sus negocios, con nuevas metas que incluyen a otras personas, pero, cuando en la pareja no hay confianza, todo eso queda abolido. Pues si uno de los dos no confía en la relación de la pareja con las demás personas, esto puede provocar síntomas o deseos de escaparse. Sentirse libre puede ayudar a amar mas a la pareja. Estar atado es peligroso.

    El amor no se mendiga. Quien ama no esclaviza. Quien ama confía.

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