“El Señor dio un mensaje; muchas mujeres lo anunciaban” (Salmo 68:11)
Hay discusiones y posturas que terminan dividiendo al pueblo de Dios, no porque sea difícil de aceptar, sino porque hay quienes simplemente no lo quieren ver, porque sus preconceptos y prejuicios no se lo permiten ver.
En la Biblia es claro que no hay “ministerios” de primera y segunda categoría. Eso significa que el don del pastorado no es superior al don del servicio, ni el don de administrar es más importante que el de la hospitalidad. Los dones son dados por Dios a la iglesia para “edificación” (1 Corintios 14:12). La maldición para el cristianismo ocurrió cuando autores como Agustín de Hipona (354-430), introdujeron la idea de la jerarquización de dones, que es extraña a la Biblia. Lamentablemente, después de la Reforma impulsada por Martín Lutero, esta manera de ver los dones, jerarquicos y con exclusividad, se mantuvo y ha sido así hasta hoy. Creer que un pastor es un mensajero superior a los demás cristianos, es introducir una jerarquía que en la Biblia no aparece, y que al contrario, entorpece el cumplimiento de la misión toda vez que los que no son pastores, llegan a pensar que la tarea de la propagación del evangelio es algo que no les compete, pensamiento extraño al cristianismo por varios siglos.
Sin embargo, en la Biblia tampoco hay dones “para mujeres” y dones “para varones”. Esa es una derivación macabra de la jerarquización. Como se entendió, a partir, nuevamente de autores como Agustín de Hipona y Tomás de Aquino que la mujer es inferior por esencia, y se venía pensando en dones por jerarquía, no era posible pensar que una mujer podía estar “por sobre un varón”. De allí ese concepto no bíblico de suponer que hay “ministerios de la mujer” y “ministerios del varón”, idea que tuerce totalmente la Palabra e introduce una discriminación de hecho en el pueblo de Dios.
Es preciso volver a la Palabra, analizar el sentido bíblico de la humanidad y de la acción de Dios. Si se introducen en la Escritura ideas foráneas a la misma, se termina haciéndole decir a la Biblia lo que ciertamente no dice. Así como Dios no tiene seres humanos de primera y segunda categoría, tampoco da dones principales y dones secundarios. Esa idea es simplemente, antibíblica.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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