Victoria para los justos


“Gritos de gozo y victoria hay en las tiendas de los justos: La diestra del Señor realiza hazañas” (Salmo 118:15)

Stanislawa Walosienics era polaca. Emigró a los Estados Unidos cuando tenía cinco años de edad. En los Juegos Olímpicos de 1932 efectuado en Los Ángeles, compitió en los 100 metros planos y ganó la medalla de oro. Durante su vida ganó 28 competencias defendiendo los colores de la bandera de Estados Unidos. En 1980, murió debido a las heridas que le propinó un delincuente que la asaltó. Cuando fue llevada al hospital descubrieron que no era mujer, sino un hombre. Toda la vida engañó con su apariencia física, y a no ser por ese lamentable incidente, habría pasado a la historia como la mujer norteamericana con más preseas en competencias olímpicas.

Los que intentan victorias con engaños, tarde o temprano son sorprendidos de una u otra forma. Ganar a toda costa es lo único que les interesa a algunos que no entienden el valor de la honestidad y transparencia. En el mundo del deporte es donde más se ve a varones y mujeres que desesperados por ganar hacer cualquier cosa con tal de obtener una medalla, fama y dinero. Pero, la ignominia y el descrédito que viene después a consecuencia de su mal actuar es algo que muchos ni siquiera visualizan como posibilidad, pero que enloda todo lo que han hecho hasta el momento.

Lamentablemente, en todo orden de cosas y funciones, se ven casos de personas que intentan ganar a toda costa, incluso, en ámbitos pastorales y religiosos, donde debería primar el buen actuar hay personas que están dispuestas a mentir, engañar descaradamente, racionalizar sus pecados, como para obtener algún reconocimiento por las personas que lleva “a los pies de Cristo”, eufemismo para esconder la verdadera naturaleza de la acción de muchos que movidos por el egoísmo, el afán de figurar o el mero orgullo, intentan medios punibles y correctos para lograr sus metas.

Una victoria correcta es aquella que va acompañada de justicia, donde se ha hecho un esfuerzo real y sano, sin recurrir a artilugios engañosos, sino que se actúa de manera transparente. Eso es lo que caracteriza finalmente a un hijo de Dios. Leal a la verdad como la brújula al polo.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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1 comentario:

  1. Muy bueno, gracias por presentar de manera sencilla y clara que las mejores hazañas se realizan con la diestra de Dios, es a saber, obras cargadas de justicia y honestidad.
    Bendiciones y Felicidades!!...

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