Escrito


“Trae también los libros, especialmente los pergaminos” (2 Timoteo 4:13)

Johannes Gutenberg (1398-1468)

Me encantan los libros. Cuando compro un libro, abro el libro y huelo sus páginas. El olor de un libro nuevo es impagable. Abrir un libro y comenzar a leerlo es una aventura. Siempre siento una emoción especial cuando termino un libro, algunos no quisiera terminarlos. Todas las semanas leo al menos un par de libros, me faltará vida para leer lo que quiero. Pero me gustan los libros en papel, aunque tengo una biblioteca de más de 60 mil libros electrónicos, no es lo mismo, la sensación de mover las hojas, de subrayar, de hacer anotaciones al costado, es única, por eso que sufro tanto cuando leo libros de bibliotecas ajenas, porque no puedo hacer lo que hago con los míos... interactuar con los autores, dialogar con ellos.

Para los bibliofilos, el placer de leer un libro y tener acceso fácil a ellos se lo debemos a un orfebre que realizó un invento increíble y que debería haber tenido una vida de millonario, pero, murió en la más abyecta pobreza, mientras otros se enriquecían con lo que él había inventado, por eso que espero que alguna vez Dios haga justicia con estas situaciones que suelen ser incomprensibles. Johannes Gutemberg (aunque su apellido real era Gensfleisch, que en alemán significa “carne de ganso”, por eso que hizo el cambio), hizo una de las contribuciones más poderosas a la civilización, le dio la oportunidad a todos, aún los más pobres de tener un libro entre sus manos. El invento de la imprenta de tipos móviles fue una genialidad.

Lo más importante está por escrito. Así ha sido desde siempre. Aún las pinturas rupestres son una forma de escritura. Siempre los seres humanos han buscado perpetuar sus ideas y sueños a través de la escritura. Por eso que lo que hizo Gutemberg fue tan importante, permitió que lo escrito se masificara y pudiera estar al alcance de todos.

Leer es un acto inteligente, que no sólo es útil, es vital. Cuando escucho a personas que dicen que no les gusta leer, lo considero una falta de respeto, no sólo a quienes escriben sino a sus propios antepasados, que se dieron el trabajo de dejar por escrito ideas que consideraron importantes para que sus descendientes las leyeran. Todo lo importante está escrito, eso incluye a la Biblia que no sirve que otro la lea, sino lo hago yo mismo. Estudiar la Biblia a través de la mente de otra persona es como comer comida que primero ha sido masticada en la boca de otro... por gráfico que suene.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inedito: Héroes de verdad

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