Evangelista


“Y él mismo constituyó ... evangelistas” (Efesios 4:11)

Maria Woodworth Etter (1844-1924)

Maria Woodworth Etter nació el año 1844, en una solitaria granja en Lisbon, Ohio. Su vida parecía destinada a ser ama de casa y madre, pero a los trece años, tras convertirse, sintió el llamado de Dios para servir como predicadora.

Como mujer en el siglo XIX las dificultades eran enormes y sus problemas personales parecían insalvables. Su madre murió cuando ella era niña y tuvo que hacerse cargo de la granja.

Tras la Guerra Civil, se casó con P. H. Woodworth, un soldado herido que se dedicó junto a ella a levantar la granja. Tuvieron seis hijos, pero cinco murieron a corta edad. María, desesperada, buscó en la Biblia la respuesta a su situación. Las palabras del profeta Joel la llenaron de ánimo, cuando descubrió que, según la promesa de Dios, tanto las mujeres como los hombres recibirían el derramamiento del Espíritu Santo, en los últimos tiempos.

Comenzó a servir en su propia iglesia, pero al poco tiempo su ministerio se extendió a otras congregaciones que le pedían que fuera a visitarles. En uno de los momentos de mayor reconocimiento, María se separó de su marido, que le había engañado con otra mujer. En 1892, su ex marido murió de tifoidea. Ella se casó unos años más tarde.
Maria Woodworth Etter

Después de una larga temporada de campañas evangelísticas en el Oeste y de la publicación de varios libros, su fama se extendió por todo el país. En 1918, tras cuarenta y cinco años como evangelista, se estableció en Indianápolis y construyó una gran iglesia.

Vivió hasta los ochenta años. Tuvo seis hijos. Nunca su ministerio se vio mermado por sus responsabilidades familiares. Es considerada la primera gran evangelista de los EE.UU., una mujer admirada hasta el día de hoy por comunidades evangélicas que ven en ella a una mujer de Dios.

Cuando se esgrime el argumento de que la mujer no puede ser pastora porque el trabajo es muy exigente y abandonará a su familia, ¿no vale también el mismo argumento para los varones que ejercen el pastorado?

Dicho argumento carece de validez y la experiencia de esta mujer lo demuestra. Si alguien abandona a su familia por el ministerio, algo muy malo pasa por su cabeza, porque la primera iglesia que debe ministrar es su hogar.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inedito: Héroes de verdad

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.