"Sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7)
¿Por qué no habría de soplar aliento de vida en la mujer? ¿Cómo podría vivir la mujer sin el aliento de vida?
Es absurdo pensar en un “aliento” superior en el varón. Esa interpretación no sólo es fantasiosa, sino de un sexismo digno de una novela.
De acuerdo a la narración Dios crea “al ser humano” del polvo y sopla sobre “el ser humano”, aliento de vida.
Luego, desglosa, y señala la manera en que crea a uno y otro de manera diferente. Pero esa forma distinta no supone ni inferioridad ni superioridad, sino que la intención de la narración es señala que ambos, varón y mujer, son de la misma esencia. De otro modo, Dios habría buscado otro “material” con qué hacer a la mujer.
La toma de un costado (la expresión literal), para expresar que el varón y la mujer proceden de la misma fuente. Son seres creados “del polvo” y poseen la misma consistencia.
Una analogía puede ser, cuando alguien toma harina, agua, sal y aceite, forma una masa. Esa masa da forma posteriormente al pan. La masa inicial, es constituida de elementos característicos que son básicos: harina, agua, sal y aceite.
Pero, si viene un panadero y forma un pan, a partir de la masa que ya está amasada y compuesta, no podría decir que ha creado un pan “de la masa”, al final, ese pan es de la misma esencia, es decir, su constituyente es harina, agua, aceite y sal. Sin importar, que no ha hecho el pan desde un comienzo sino de “masa ya amasada”.
Varón y mujer son de la misma esencia: Polvo y vida.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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