¿Quién dijo que iba a ser fácil?


“Has hecho fácil mi camino, y mis pies no han resbalado” (2 Samuel 22:37)

Existe en el mundo contemporáneo la tendencia a hacer todo fácil. La mayoría de los envases son “abre fácil”, ejerciendo el mínimo de esfuerzo para abrirlos. Lo mismo sucede con los equipos electrónicos, los vehículos y los más variados objetos, están pensados para facilitar la vida y no complicarla. Bien por los diseñadores, han hecho un excelente trabajo. El problema es cuando queremos traspasar ese criterio a otros ámbitos, tal como la relación de pareja y los matrimonios, allí la cosa no es tan simple.

Las relaciones humanas son complejas. Su complejidad viene de la misma fuente, la humanidad. A diferencia de los objetos, los seres humanos no somos fabricados en serie, somos individuos, cada uno con su propia combinación genética, historia personal y decisiones particulares. Eso significa que lo que sirve para una persona, no necesariamente sirve para otro. Una receta que da buenos resultados con una pareja, no tiene por qué tener los mismos efectos en otra. No somos máquinas, sino seres humanos. No hay un manual que pueda ser aplicado a todos. Eso complica todo.

Muchas parejas, con la ilusión que dan los años, inician sus relaciones de pareja con la convicción de que todo será fácil, “porque se aman”, pero, siento decírselos, el amor no es suficiente. Es algo realmente importante, pero no basta. Es necesaria una gran cuota de voluntad, sentido común, paciencia, inteligencia emocional, sabiduría e incluso, milagro divino, para poder mantener a una pareja unida y estable en el tiempo.

Recuerdo a una señorita, recién casada, acongojada con un pañuelo en las manos para secarse las lágrimas decir:

—No pensé que iba a ser tan difícil.

Me dieron ganas de decirle, “es que no pensaste querida”, pero me abstuve. Las telenovelas románticas han convertido al amor en un cuento de hadas, donde todo se soluciona con un ramo de flores y un chocolate, ¡ojalá fuera así de fácil! Para que el amor triunfe, no hay que abandonar la carrera, aunque den ganas de hacerlo. Es preciso perseverar, solicitar consejo a quienes han vivido la experiencia antes y les ha ido bien, y aprender, porque el amor es aprendizaje continuo, nada más.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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