Más allá de la muerte

“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aun más allá de la muerte” (Salmo 48:14)

El versículo que inicia esta reflexión es una gran promesa. Señala no sólo el atributo más importante de Dios, la eternidad, sino su disposición a guiarnos siempre, aún más allá de la muerte.

La clave es la primera parte. Dios es “nuestro” Dios, sólo cuando lo queremos. Si una pareja o una persona no desea a Dios como invitado permanente en sus vida, Dios no interviene. En su soberanía decidió dejarnos libres para elegir qué camino tomar y a quién adorar. Es nuestra la decisión. Dios no se nos impone de ninguna manera. Dios elige estar con nosotros, siempre y cuando nosotros optemos por su presencia.

Dios ha hecho todo lo posible, y hasta la incomprensible para mostrarnos su capacidad de amar. Él no nos abandona ni nos deja, nunca. Pero, no interviene en nuestras vidas a menos que lo autoricemos. Esa es la parte más difícil de comprender para mentes acostumbradas a la manipulación y el autoritarismo. Dios no da mensajes como “me escuchas porque soy Dios”, eso sería inadmisible para una divinidad tan respetuosa de nuestra individualidad.

Dios quiere estar con nosotros siempre. En los momentos buenos y también en aquellos instantes, donde pareciera que el cielo se fuera a caer sobre nosotros. Es falsa esa idea que algunos pregonan de que Dios se aleja de sus hijos y los abandona a su suerte. Es una manera torpe y burda de manipular a costa del miedo y la sensación de abandono. Dios ha dado muestras vez tras vez de que no nos abandonará nunca, que siempre estará con nosotros, es a nosotros a quien nos compete darle lugar en nuestra vida, y eso hace toda la diferencia.

Así como nadie puede obligar a ninguna persona a creer en contra de su voluntad, Dios tampoco impone su presencia a la fuerza. No es que no pueda, porque el poder lo tiene, sino porque es contrario a su carácter de justicia. Dios desea que quienes le siguen y le amen, lo hagan en libertad. Él sabe que los beneficios de estar en su presencia serán maravillosos, pero cada individuo, pareja o matrimonio debe experimentarlo por sí mismo.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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