Un amor distorsionado


“Dios me ha premiado porque le di mi esclava a mi marido” (Génesis 30:18)

Lea es hija de su tiempo, pero Jacob, es el típico macho que no pregunta y se acomoda a una realidad abusiva. Nadie le preguntó a la esclava de Lea si aceptaba o no ser violada por su amo. Ella tuvo que someterse y Jacob, el patriarca abusivo, que actuaba de acuerdo a la tradición, simplemente, la violó y consideró que aquello era parte de su derecho. Lo más escalofriante, es que Lea consideró que el embarazo de su esclava, niño concebido en un contexto de abuso, era un “premio” de Dios, por haberse “sacrificado”, al haberle entregado a su esposo como conviviente, a la mujer que ella sometía para su servicio personal. Sólo pensarlo repugna, pero es sorprendente como algunas personas inteligentes, en pleno siglo veintiuno, espiritualizan lo que es, a todas luces, un acto de abuso. Si eso ocurriera hoy, Jacob sería culpado de abuso sexual reiterado y Lea de cómplice de un delito. Someter a la fuerza a una empleada dependiente.

Lo extraño es que aún cuando la Biblia habla de la libertad en Cristo, muchos siguen tratando a sus esposas como siervas sin opinión personal. Como seres humanos que no tienen derecho a elegir por sí mismas. Como si en el momento de unir sus vidas a un varón, pierden el privilegio de ser humanas que piensen y decidan por sí mismas. En la mayoría de las culturas las mujeres continúan “pidiendo permiso”, actuando como si su única tarea fuera “cumplir los deseos del marido o compañero”, y ellas, tuvieran que anular o desplazar sus propios anhelos personales. En muchas iglesias le llaman a eso “matrimonio cristiano”, cuando no es más que una forma más liviana de esclavitud, no al grado de lo que Lea llama “premio de Dios”, pero una forma sutil de servidumbre, que al fin y al cabo no tiene nada de cristiano, y ciertamente, muy poco de lógico y racional.

En el modelo divino, varón y mujer fueron creados para administrar de manera conjunta, a ambos se les dio la facultad de elegir, la mujer, tanto como el hombre, recibieron responsabilidades morales y éticas, cualquier otro paradigma, contradice lo que Dios pensó en su plan original.

Un matrimonio cristiano no se vale de modelos mundanos. En un hogar dirigido por premisas divinas, tanto el varón como la mujer, valen igual.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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1 comentario:

  1. Una gran lección para todos los hogares q siempre pidamos a Jesús tome el control sobre nuestras vidas.gracias pastor por estas lecciones que nos comparte.

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