“Los constructores de Salomón y de Hiram, y los vecinos de Guebal, prepararon la madera y labraron las piedras para la construcción del templo” (1 Reyes 5:18)
Mi primer contrato de trabajo lo obtuve a los 17 años, trabajo desde los 8 años, pero antes nunca tuve un contrato, simplemente, hacía trabajos esporádicos y por horas, pero cuando fui adolescente, obtuve un trabajo tiempo completo en una construcción. Mi contrato era como “ayudante de albañil”. Mi trabajo consistía en trabajar con un albañil experto, como aprendiz, pero para realizar las tareas rutinarias para que el albañil trabajara más rápido.
Tenía que ir a buscar los ladrillos, a medida que la construcción avanzaba el trabajo se hacía más pesado, porque había que cargar los ladrillos a los pisos superiores, a comienzo a mano y luego, con poleas. También había que preparar la mezcla y tenía que ser siguiendo medidas estrictas. Una cantidad exacta de piedras, cemento, arena y agua. Así como una receta de cocina. Si se pasaba de agua, la mezcla quedaba aguada y no servía, si faltaban piedras o arena pasaba lo mismo. Cuando eso sucedía, nos hacían repetir la mezcla, no sin antes soltarnos una retahila de imprecaciones de grueso calibre porque era material que se perdía.
Al final, el trabajo se hacía rutinario. Ladrillos, mezcla y el edificio iba avanzando, lentamente, pero firme. Es una buena imagen para una relación de pareja. Un sin número de acciones de la pareja están conformadas por actos rutinarios, que no varían mucho de día a día. Pero, que en su conjunto van ayudando para la construcción del edificio de la pareja.
Un matrimonio de éxito está conformado por cientos y miles de actos rutinarios que implican un compromiso con el otro. Algunos reniegan de la rutina, pero en algunos aspectos son esos actos rutinarios los que mantienen el matrimonio, así como en una construcción la rutina permite que todo avance paso a paso.
Dedicar tiempo para conversar, para pasear, para realizar actividades juntos. Establecer comunicación permanente, decir explícitamente que se ama y que la otra persona es importante para la vida, todas son acciones rutinarias, pero necesarias, sin ellas, el edificio se viene abajo.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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