Otra mirada al orgullo


“Yo me siento orgulloso del Señor: ¡oídlo y alegraos, hombres humildes!” (Salmo 34:2)

El texto de hoy, como muchos otros de la Escritura, se sustenta en una paradoja. Por un lado, la Biblia rechaza el orgullo y aquí tenemos a alguien que proclama su orgullo por Dios, e ironiza en relación a los “hombres humildes”. ¿Cómo lo entendemos?

La Biblia hace llamados para dejar a un lado el orgullo, como cuando Moisés insta al pueblo a no olvidar: “No os llenéis de orgullo ni os olvidéis del Señor vuestro Dios, que os sacó de Egipto, donde erais esclavos” (Deuteronomio 8:14). Incluso llama al orgullo con el apelativo “necio” (Levíticos 26:19). 1 Samuel 2:3 insta a que “nadie hable con orgullo”. En Job 22:29 se llega más lejos cuando dice: “Dios humilla al orgulloso y salva al humilde”. En la presencia de Dios, no hay lugar para orgullosos dice el salmista (Salmo 5:5). Proverbios, poniendo palabras en boca de Dios dice: “Yo odio el orgullo y la altanería” (Proverbios 8:13). Las citas en contra del orgullo en la Biblia, abundan, estas son sólo un botón de muestra. Entonces, ¿cómo entendemos al salmista?

Por la evidencia, es fácil constatar de que se habla de orgullo en al menos dos acepciones. Una, como un rasgo de carácter que Dios detesta. Se refiere a la actitud autosuficiente de quien cree no necesitar a nadie, ni siquiera a Dios, y actúa con presunción y soberbia. Eso es lo que Dios rechaza, porque el orgullo finalmente ciega y deja a las personas a merced de actitudes que terminan siendo destructivas.

No obstante, hay un orgullo “sano”, por decirlo de alguna forma. El que se expresa en alegría y gratitud. Es como cuando un padre mira a su hijo que ha actuado bien y ha hecho lo correcto y le dice: “estoy orgulloso de ti”. No está hablando de soberbia, sino de alegría por algo que otros no tienen.

El salmista se siente orgulloso de ser hijo de Dios. Tal como lo estaría quien admira a su padre y puede ver con cariño como actúa. Es un “orgullo” nacido en la alegría, es el único orgullo permisible, porque no es está ligado ni a la soberbia ni a la presunción, sino a la convicción de que se está frente a algo o alguien que hace que de nosotros salga lo mejor, digamos que es un “orgullo-humilde”.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria

Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.