Sacrificio


“El marido es cabeza de la mujer,  así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo,  y él es su Salvador” (Efesios 5:23)

Es interesante analizar la palabra griega kefale, traducida al español como “cabeza”, y revisar sus diversas opciones de traducción y entendimiento.

Otra connotación tiene que ver con sacrificio. Quien es cabeza debe estar dispuesto a la entrega total, llegando incluso al sacrificio.

Cuando se lee Efesios 5:23, que la mayoría de los sexistas suele leer fuera de su contexto textual, lingüístico y cultural, aparentemente, se sugiere autoridad del varón sobre la mujer. Sin embargo, dicho concepto es extemporáneo al pensamiento griego. Esa idea, de que cabeza es señal de autoridad, es una metáfora utilizada en el pensamiento romano.

Si Pablo hubiese querido expresar la idea de superioridad, entonces, habría utilizado otras expresiones que si tenían la connotación de autoridad.

Las expresiones más usadas en el Nuevo Testamento, son “usia”, que aún se usa en los diccionarios españoles y se refiere a quien imparte justicia, el juez.

Otra palabra posible habría sido “arje”, que se podría traducir como “principal”, “principado” o “príncipe”.

Es evidente, que en este versículo no utiliza ninguna de esas expresiones de autoridad, y al contrario, usa el vocablo kefale, que está vinculado a sacrificio.

En el mundo hispano se encuentra esta idea cuando decimos: “Me va a costar la cabeza”, no estamos hablando en sentido literal sino figurado. Otra frase similar es “mi jefe me va a cortar la cabeza” o “mi cabeza está en juego”. En todos estos dichos populares, se expresa la idea griega. Estar dispuesto al sacrificio.

De allí que Pablo ponga como ejemplo de lo que significa ser cabeza a Cristo, quien muere y se sacrifica completamente por la iglesia.

Por lo tanto, la expresión no alude a autoridad sino a un gesto que los varones cristianos de origen griego necesitaban entender, porque en su cultura la mujer no tenía ninguna importancia, al contrario.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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