Prepara la mesa


“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores” (Salmo 23:5a RV95)

No es realmente una mesa, de hecho, en el mundo antiguo desde donde escribe David, no se usaban mesas. En realidad se ponían las comidas sobre alfombras, tal como se hace en buena parte de oriente medio en la actualidad, y las personas se sentaban sobre almohadones alrededor de las bandejas que contenían los alimentos preparados para comer. Esto es simplemente una metáfora.

Lo realmente maravilloso del texto es que es una promesa. Mientras los angustiadores, que en el caso de David, son sus perseguidores, sus críticos y sus enemigos, están al acecho, Dios le sirve el alimento y los ricos manjares que ha preparado y lo hace, en “presencia” de quienes le persiguen.

Una de las cosas que desconcierta a muchos es la bendición que reciben los creyentes, aún cuando los perseguidores no dejan de molestar o perseguir a quienes tienen una forma distinta de ver la vida.

Dios nunca deja a sus hijos. Es un error macabro presentar la idea de que Dios se aleja y deja a sus hijos desamparados. Eso no ocurre. Aún cuando los perseguidores no descansan en su violencia y persecusión, Dios está presente para ayudar, acompañar y animar a quienes padecen en manos de quienes actúan de mala manera.

En ocasiones, la justicia parece que no llega nunca. Los malvados parecen salirse con la suya. Los que creen parecen estar solos frente al vendaval de individuos inescrupulosos que se ensañan con sus víctimas. Pero, aún cuando esto ocurre, Dios nunca deja solos a sus hijos.

Esta situación es aún más triste cuando los que persiguen son también creyentes, que creen que actuando de esa manera le hacen “un servicio a Dios”. El fanatismo, la literalidad y el formalismo lleva a muchos a perseguir a sus hermanos, tal como ocurría en tiempos de David, que era perseguido por Saúl y sus esbirros.

Confiar en Dios mientras todo va bien no cuesta mucho. El verdadero desafío es mantenerse confiado en medio de la tormenta de las persecuciones y las difamaciones de los enemigos. Dios ha prometido no abandonarnos y prepararnos la mesa para que comamos tranquilos.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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