Libres para elegir


“Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad” (Salmos 118:5)

Seguramente Ayn Rand, la extraordinaria escritora y filósofa rusa que se cambió de nombre y nacionalidad para no tener rastros de su país de origen, no se sentiría muy cómoda que en un libro cristiano se cite una de sus ideas, pero, las ideas una vez que son expresadas se convierten en libres y pueden ser usadas en diferentes contextos, amén que cada cual puede expresar verdades extraordinarias aún cuando no sea creyente. En su libro provocativo y lúcido titulado La virtud del egoísmo ella escribe:

“El hombre tiene que ser hombre: por propia elección; tiene que considerar su vida un valor: por propia elección; tiene que aprender a conservarla: por propia elección; tiene que descubrir los valores que requiere y practicar sus virtudes: por propia elección. Un código de valores aceptados por la personal elección es un código de moralidad” (2006: 33).

Este preclaro concepto declara una verdad repetida en la Biblia de muchas maneras, pero que muchos niegan o evaden: Somos arquitectos de nuestro propio porvenir, empezando por elegir quiénes somos.

Nadie nos puede obligar a asumir el valor de la humanidad que somos. No es posible que alguien nos haga sentir humanos, a menos que lo elijamos. Valorar la vida propia, es un gesto personal, único y auténtico. En algún momento de la vida debemos elegir qué tipo de vida queremos vivir y qué valores vamos a aceptar cómo validos. El código moral que guie nuestra vida, debe ser elegido, no puede ser impuesto. Cuando somos obligados a vivir de un determinado modo, entonces, terminamos viviendo lo que Nietzsche llama una “moral de esclavos” que no son capaces de escapar de esa esclavitud, porque en realidad, no saben que lo son.

Cristo dijo que el vino para que tengamos vida y vida en abundancia (Juan 10:10) y no se refería necesariamente a cantidad de años, sino a la facultad de elegir vivir una vida plena. Nadie puede imponernos un estilo de vida, no es justo ni lógico. Debemos trazar el camino por el que queremos ir. Es nuestra la responsabilidad de elegir qué sendero conducirá nuestra vida.

Si sólo entendiéramos la tremenda responsabilidad que tenemos al elegir vivir de un modo u otro, distinto sería el derrotero de nuestra vida.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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