”Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño” (Ezequiel 34:11)
La importancia de situarse en la perspectiva divina reside en que es la única mirada válida, la que cuenta, no la que tú y yo tenemos, especialmente, cuando arrecian las dificultades. Cada vez que me encuentro con un líder cristiano que ha perdido el rumbo y actúa como si no entendiera el verdadero sentido de su misión pienso, ¿qué dirá Dios? ¿Qué sentirá nuestro verdadero pastor?
Muchos usan como excusa el alejarse de Dios por la mala experiencia que han tenido de encontrarse con pastores que han perdido el rumbo de su ministerio. No obstante, esa es una mala excusa. Es no entender quién es Dios.
No importa cuán lejos vayamos, Dios no se aleja de nosotros. No importa cuánto blasfememos de Dios, el Señor no está dispuesto a soltarnos ni a dejar de darnos oportunidades. No importa cuán triste estés, Dios tiene suficiente paciencia para esperar a que entiendas que no hay paz lejos de Él.
Porque cuando los pastores humanos fallan, allí está Dios para recordarnos que Él, como el Señor de los pastores, está allí para no abandonarnos. Esa es la gran esperanza de Ezequiel 34.
Dios conocía lo que sufrían los israelitas por pastores que habían dejado de serlo hace mucho. Pero, el profeta les recuerda lo que tú yo no debemos olvidar: Dios nunca, por ningún motivo, nos abandona.
No hay que confundir, son las ovejas las que pierden el rumbo, nunca lo hace el pastor, así que Él te encontrará, siempre, para que regreses a casa.
“La sabiduría es la capacidad de ver la vida como Dios la ve” (Kenneth B. Wingate)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer
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