La trampa


“Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí” (Génesis 3:12)

Heinrich Kramer (1430-1505) y Jakob Sprenger (1435-1495), fueron dos monjes alemanes inquisidores de la orden de los domínicos que se supone escribieron el libro Malleus Maleficarum, también conocido como El martillo de las brujas publicado el año 1487. Ahora se sabe que sólo lo escribió Kramer y puso como co-autor a Sprenger, inquisidor general de Alemania para darle más peso. El libro, plagado de conceptos poco éticos y de ideas místicas contiene una gran cantidad de ideas misóginas y sexistas que veían en cada mujer un peligro para los varores. Por ejemplo:

“La mujer es un enemigo adulador y secreto. Y si decimos que es más peligrosa que una trampa, no queremos decir una trampa de cazadores sino diabólica. Y cuando se dice que su corazón es una red, se está hablando de la malicia insondable que impera en ella”.

Seguramente algunas personas al leer estas palabras se reirán de la sandez que significa expresar ideas tan horrendas. No obstante, aunque cueste creerlo, fueron estas ideas tomadas de la visión popular hacia la mujer la que dieron forma a siglos de discriminación, maltrato y humillación de la mujer. Kramer sólo dejó por escrito lo que muchos pensaban y decían, pero no se atrevían a publicarlo.

Las mismas ideas persisten en muchas personas sexistas de la actualidad. Ocurre un accidente y lo más probable es que alguien dirá: “Debe haber sido una mujer”, aunque las estadísticas dicen que las mujeres sólo están involucradas en un 10% de los accidentes de tránsito, el mayor peligro es un varón al volante. En México cuando se quiere expresar que algo está muy bueno se dice “está padre”, y cuando algo es muy malo “está de madre”. Si una mujer mira fijamente a un niño, y éste se enferma, en la mentalidad popular dirán: “Tiene el mal de ojo”, lo provocó una mujer. La lista es interminable.

Dios creó al varón y a la mujer a su imagen, sostener que hay algo maligno en la mujer, sólo por ser mujer, es simplemente torcer la Escritura y no entender la creación de Dios.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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