“Mi amado es mío, y yo soy suya” (Cantares 2:16)
Las palabras que dan título a esta reflexión son parte de algo que redactó la escritora española María Teresa León, esposa del poeta Rafael Alberti y que dicen “con el alma arañada por esas uñas que algunos hombres usan para tratar con las mujeres”,6 y describe, lo que ella sentía respecto a los varones, a los veintisiete años cuando conoció al que sería su esposo.
Sólo esas palabras de María Teresa bastarían para reseñar la vida de miles y miles de mujeres que han visto sus almas desgarradas y roídas por varones que movidos por una crueldad insana han creido que la forma de tratar a una mujer es dominándola como se amansa a un caballo.
He escuchado por años referirse a los varones que buscan una relación de equidad el ser “macabeos”, “mandarinas”, “mandiles”, “mandoneados”, y otras expresiones que no hacen más que reflejar una realidad donde no se soporta que varón y mujer vivan una relación de respeto basada no en jerarquías sino en el equilibrio de las diferencias particulares de cada uno.
El libro Cantar de Cantares muestra una pareja no jerarquizada, sino viviendo una relación de equidad e igualdad, que no admite que uno sea jefe y el otro subordinado.
Cuando existe subordinación, entonces, el equilibrio se pierde y el amor se convierte en una ilusión. En un vínculo de poder no hay lugar para un amor de verdad.
Lamentablemente, muchas mujeres, dañadas por un modelo patriarcal, encuentran lo más normal del mundo que los varones sean superiores y ellas inferiores. El peor machismo, el más recalcitrante y menos lógico es el defendido por mujeres que creen que no pueden hacer nada para vivir de otro modo. “Las cosas son así y no se puede hacer nada”. Ese discurso lo he escuchado de muchas mujeres resignadas y sin deseos de luchar para un cambio. Triste espectáculo de quienes cedieron ante un modelo que no sólo no es bíblico, sino que además presenta la peor cara de la humanidad, porque termina denigrando a otros seres humanos.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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