Conciencia de engaño


“Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho? —La serpiente me engañó, y comí —contestó ella” (Génesis 3:13)


Es evidente en este texto que Eva entiende perfectamente lo que ha sucedido. Se sabe engañada. Entiende que ha cometido un error. No intenta eximir su responsabilidad, admite con toda claridad que eligió comer. El problema es que han interpretado los intérpretes posteriores, adicionando a esa declaración otras que no están en el texto y que sólo se infieren.

La Biblia señala con claridad que el engaño es la estrategia principal de Satanás, lo dice Jesús cuando lo indica como el “padre de la mentira” (Juan 8:44). Eva fue engañada, pero no es acusada de pecado por el engaño, sino por haber comenzado un proceso donde puso, por elección personal, en duda la voluntad de Dios.

El problema es que se ha deducido a partir de este texto que las mujeres son más propensas al engaño, por esa razón Satanás habría recurrido a ella. Además, por sus propias características, la mujer tendría más capacidad de seducción por eso ella habría arrastrado al varón al pecado.

Sin embargo, nada en el texto bíblico sugiere estas inferencias erróneas. Dios dice claramente que todo lo que había hecho era “muy bueno” (Génesis 1:31), frase que pronunció sólo cuando fue creada la humanidad —varón y mujer. Es un error suponer que la mujer era “menos perfecta” que el varón. Ambos fueron creados con la misma perfección, por lo tanto, no exista tal cosa como mayor disposición de la mujer hacia el mal.

Ahora, si se quisiera analizar estadísticamente los causantes de los mayores genocidios, asesinatos, vilezas y transgresiones, no han venido de la mano de mujeres, sino de varones, así que la simple experiencia desmiente esa interpretación sesgada.

Dios ofreció la salida que implicaba que ambos, varones y mujeres, y en ellos todas las generaciones que vendrían tendrían la opción de elegir ser salvos en la simiente que nacería para dar redención a todos (Génesis 3:15), realmente eso es lo único que importa.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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