El sentido de la vida


“¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece” (Santiago 4:14)


El apóstol Santiago pone el dedo en la llaga, en aquello que eludimos y no queremos hacer frente: La precariedad de la vida. Eso extraño en lo que nos vemos sumidos sin haberlo pedido y que poco a poco vamos adquiriendo conciencia de su trascendencia y a la vez, de su fragilidad. Los días se van, y con cada suspiro y respiración, inexorablemente, se nos va algo de vida.

La implicancia de esto es que tenemos un tiempo acotado. En ese lapso debemos encarar algunas de las preguntas más trascendentes de la existencia y asumir el compromiso de vivir. Es necesario reafirmarlo “compromiso de vivir”, en otras palabras, hacernos cargo, asumir que la fragilidad viene con una responsabilidad, tomar sobre nosotros la carga de elegir qué queremos hacer con esa vida que se nos ha dado sin que la pidamos.

El filósofo español José Ortega y Gasset lo expresa de manera magistral: “Vivir no es entrar por gusto en un sitio previamente elegido a sabor, como se elige el teatro después de cenar, sino que es encontrarse de pronto y sin saber cómo ha caído, sumergido, proyectado en un mundo incanjeable, en éste de ahora” (Ortega, 1970:81). ¿Qué hacemos luego que adquirimos conciencia de ese portento que es la vida?

Una posibilidad es no hacernos cargo y esperar que otros decidan por nosotros. En ese caso, iremos por la existencia como un madero en el agua torrentosa de un río, llevados de un lado a otro sin que podamos decir o hacer algo. Simplemente, seremos esclavos de las circunstancias y estaremos al arbitreo de la decisión ajena. Muchos han elegido ese modo de vivir. La no responsabilidad les permite vivir, de manera cobarde, pero vivir al fin.

Otra opción es hacernos cargo, asumir que la vida no nos es dada hecha, como diría Ortega y Gasset, sino que es un “que-hacer”, algo que nosotros resolvemos. Es más difícil, es complejo, por momentos es abrumador, tiene un gran cantidad de dificultades, pero al final del día y en el ocaso de la vida nos espera la satisfacción de haber sido arquitectos de nuestra propia vida.


Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
LAZOS DE AMOR

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