Nadie es inmune


“Chillé como golondrina, como grulla; ¡me quejé como paloma! Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda!” (Isaías 38:14)


Una mala comprensión de la fe es peligrosa. Nadie es inmune al desánimo ni a la depresión. He puesto a propósito en los últimos días sólo ejemplos de pastores que han recurrido al suicidio como un intento desesperado de salir de los conflictos que viven. Algo muy común en personas que no piden ayuda a tiempo.

Larry DeLong, de 60 años de edad, era pastor de la iglesia Valley Presbyterian, una de las iglesias más grandes del sur de Arizona. Sin embargo, fue encontrado muerto después de suicidarte con un disparo en su cien en un parque de la ciudad de Green Valley, una ciudad que está a 60 kilómetros al norte de Nogales (frontera con Mexico).

Una de sus feligreses recordó que en el último sermón que había predicado Larry había dejado un reto a quienes le escuchaban. Les había pedido a todos tener una conversación con alguien de afuera de la iglesia, una conversación donde sólo escucharan, tal vez porque él mismo tenía una necesidad enorme de un oído amigo que se diera tiempo para escuchar.

Un amigo que es psicólogo, especialista en conflictos de adolescentes, un día me dijo con total desparpajo:

—Cada seis meses voy donde un colega psicólogo, para que me escuche y evalúe mi estabilidad psicológica.

—¿Por qué lo haces? —le pregunté intrigado.

—Porque no quiero volverme loco. Necesito descargar la carga emocional que llevo. No es posible que alguien normal se mantenga estable recibiendo tantos problemas de otros.

Fue una gran lección. Lamentablemente, muchas personas, especialmente pastores, creen que no deben recurrir a nadie y sólo Dios debe ayudarlos. Creo que Dios ayuda, pero también, que los brazos de personas honestas que ayudan se convierten el los brazos de Dios para los creyentes que están dispuestos a entender que Dios tiene muchas formas de ayudar a quienes están dispuestos a solicitarlo. Una mala comprensión de la fe lleva a la presunción, de allí, caer en un precipicio de depresión, angustia y desánimo hay un paso. Pedir ayuda no nos hace menos, al contrario.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SUPERANDO OBSTÁCULOS

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