“Rebeca dijo a Isaac: “Estas mujeres hititas me tienen tan aburrida que ya no quiero vivir. Si también Jacob se casa con una mujer de esta tierra, yo me muero” (Génesis 27:46)
La mayoría de las madres tiende a ser sobre protectora de sus hijos, concepcto que en psicología se denomina “madre castradora”. Rebeca no es la excepción, sin embargo, tiene buenas razones para no querer que su hijo Jacob se una en matrimonio con alguna de las mujeres que viven en Canaán. Si se hace caso a la historia, las mujeres hititas no solían ser personas con buenos hábitos de vida y la mayoría, tenían prácticas paganas, producto de los dioses a los que adoraban.
Llama la atención, que teniendo dos hijos mellizos, Jacob y Esaú, sólo esté preocupada por uno solo, es como si su otro hijo no existiera. Cuando eso ocurre, lo único que sucede es que el hijo no considerado comienza a generar sentimientos de resquemor hacia el hermano que acapara los afectos de uno de los padres.
Rebeca sabía que Isaac sentía cierta predilección por Esaú, porque se avenía más con sus intereses, a diferencia de Jacob, que era más proclive a su madre, de allí tal vez, que ella prefiriera a uno por sobre el otro.
Lamentablemente Rebeca actuó con ardides similares a los que tuvo su padre, cuando ella misma estaba en situación de matrimonio. Mintió y con engaños logro que Jacob obtuviera la bendición y de esa forma, logró que pudiera partir a otro lugar a buscar esposa.
En contextos patriarcales es difícil que esposo y esposa formen uniones de complemento. Cuando la relación es jerárquica como en este caso, se crean las condiciones para el engaño y la complicidad en temas difíciles.
Lo mismo ocurre en la actualidad. Cuando los varones tratan a sus esposas como si fueran un mero apéndice de sus vidas, sin mayor ingerencia en sus vidas, ellas tienden a no comprometerse realmente con la vida de sus cónyuges, no se sienten parte, y actúan como si él tuviera una vida ajena a ellas. Es algo que los patriarcas de antes y los actuales nunca supieron medir y sopesar adecuadamente.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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