Una compra disimulada


“Entonces Jacob le dijo a Labán: Ya he cumplido con el tiempo pactado. Dame mi mujer para que me case con ella” (Génesis 29:21)

 
En ninguna parte del texto bíblico se consigna que Raquel fue consultada por si quería casarse con Jacob. Simplemente su futuro esposo y su padre llegaron a un acuerdo económico por ella. Él debería trabajar siete años para su progenitor, para así poder casarse con ella. No lo dice el texto, pero es una compra disimulada, escondida en la tradición de la dote, que no era más que una forma de hacer un pacto económico donde las hijas, en general, no tenían nada que decir.


¿Cómo es que personajes tan importantes para la historia bíblica como Jacob, se prestaron para eso? Muy simple, nunca dejaron de ser hijos de su tiempo. Eso cuesta entenderlo, especialmente para quienes han idealizado a los personajes bíblicos creyendo que estaban por sobre las costumbres de su tiempo.


Lo cierto, es que la mayoría de los personajes bíblicos eran muy fieles en algunos aspectos formales de la religión con Jehová, pero en otros asuntos, como era el trato hacia las mujeres, simplemente, la mayoría optó por las costumbres ancestrales que existían en sus tiempos. Compraban esposas, como quien compra ganado y los padres, pactaban el matrimonio de sus hijas, con el mejor postor.


La dignidad de la mujer estaba vinculada a la procreación, eso implicaba en la práctica que se podía anular un matrimonio donde la mujer fuera estéril. Así, simplemente, tal como se estiló en occidente, por lo menos hasta comienzos del siglo XX.


Los que deseaban casarse buscaban la forma de unirse en matrimonio con la persona que probablemente le diera más beneficios sociales y económicos. El concepto “amor”, tan popular en la actualidad, era prácticamente desconocido.


Las que llevaban la peor parte en estas transacciones eran las mujeres, muchas de las cuales, simplemente, huían para no caer en matrimonios que no deseaban, con lo que traían a sus vidas infelicidad, ostracismo y separación de sus familiares que la repudiaban por haber osado elegir por sí misma. ¿No parece más fácil ser mujer hoy?


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Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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1 comentario:

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