“Su obra es bella y esplendorosa” (Salmo 111:3a DHH96)
El mundo, pese a la maldad humana o las decisiones horribles que toman algunos gobernantes, está lleno de belleza. Pasamos al lado de paisajes que nos dejan sin aliento y apenas decimos algo, como si eso hubiera estado desde siempre allí. Dios creó la tierra y aún con las secuelas del mal conserva una belleza esplendorosa. Lo interesante de la belleza de la tierra es que esos paisajes hermosos están siempre allí, los contemple alguien o no.
Hay lugares que quitan el aliento. Mis paisajes favoritos están ligados a los viajes. Cuando viajo no me gusta hacer turismo en shopping o centros comerciales, tampoco en edificios o construcciones fastuosas. Me encantan los paisajes. Concentrarme en ver la belleza que quita el aliento.
Hay un lugar en Oregon, EE.UU., que guarda para mi momentos memorables, tiene un nombre hispano, pero está en medio de un paisaje anglo, Manzanita, un pequeño pueblo en la costa del pacífico. Cuando se va camino a ese lugar, el mar se ve de diferentes colores y dotado de unos valles que dejan sin aliento. Siempre vuelvo con mi mente a ese lugar.
En Venezuela conocí el Salto del ángel, una cascada en la gran Sabana que es espectacular, de una belleza sobrecogedora. Estuve un momento a solas allí, en los pocos momentos en que es posible, porque cientos de turistas van para contemplarla, y agradecí en silencio a Dios por darme un espectáculo tan bello.
La Gold Cost, en Brisbane, Australia, guarda para mi no sólo un recuerdo sentimental, porque con mi esposa solíamos pasear por sus playas blancas, sino que además, tiene una belleza magnífica.
Los paisajes magallánicos del sur de Chile, tan lindos que viajan personas de todo el mundo a contemplarla, y donde el filántropo y naturalista Donald Townkins vivió sus últimos días, comprando todo lo que pudo para convertirlo en un parque nacional, sin intervención humana.
Dios se ha gozado pintando paisajes de una hermosura extraordinaria, simplemente, por el gozo de crear belleza, para que los que aún tengan sensibilidad entre los humanos, se alegren de contemplarla.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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