Más que una reacción química



“¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! Tus ojos, tras el velo, son dos palomas. que retozan en los montes de Galaad” (Cantares 4:1)

La ciencia ha avanzado, qué duda cabe. En el siglo de las luces era posible resumir todo el saber en una enciclopedia, en la actualidad eso es imposible, para cada área y subárea del conocimiento es posible crear una enciclopedia, de hecho, en mi biblioteca tengo cientos de libros que llevan como título inicial la palabra “enciclopedia” y cada vez más, surgen volúmenes sobre los más ínfimos asuntos, y sobre los cuales en el siglo XVII sólo se habría escrito una línea.

Podemos describir con precisión el comportamiento de los astros, de la luz, de los neutrones, de la conducta animal, y de un sin fin de procedimientos tecnológicos. Sobre casi cualquier asunto tenemos especialistas. Sabemos tanto que a un ser humano actual le llevaría siglos poder leer todo lo que hemos descubierto.

Sin embargo, paradojalmente, sabemos muy poco del amor, y la tendencia es hacer reduccionismos que no terminan de entender el asunto, al contrario, lo complican. Por ejemplo, los biólogos y bioquímicos definen el amor sólo como “una serie de reacciones químicas en el cerebro” (Pease, 2009: 13), donde confluyen una serie de elementos que desencadenan conductas. El amor —dicen estos científicos— “resulta de una combinación de sustancias químicas cerebrales, entre las que se encuentran la dopamina, la oxitocina, la testosterona, los estrógenos y la norepinefrina” (Ibid.) Así de simple y a la vez complejo, como si fuera todo. Pero no lo es, si lo fuera hace rato que habríamos dado con el Santo Grial del amor y dejaríamos de buscar su sentido.

No hay nada más complejo que amar. Los seres humanos a través de todos los siglos han intentado explicar algo que resulta sorprendente de lo cual todos creen saber algo, pero en el fondo, ignoran, porque el amor deja más preguntas que respuestas, especialmente, cuando le preguntamos a los científicos que exploran sólo una pequeña parcela del saber. No dudo que biólogos y bioquímicos estén en la razón, desde su perspectiva limitada. Pero también es razonable pensar lo que opinan etólogos, psicólogos, antropólogos, educadores, poetas, artistas, músicos, y toda la pléyade de especialidades que estudia al ser humano y lo representa, eso implica que todos tienen razón y a la vez, nadie la tiene, porque todos aportan sólo una perspectiva para ese algo misterioso que decimos es el amor.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Lazos de amor

#MiguelÁngelNúñez #Meditacióndiaria #Devocional
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