Bendición al Señor



“Bendigan al SEÑOR todos ustedes sus siervos, que de noche permanecen en la casa del SEÑOR” (Salmo 134:1)

Lo habitual es que cuando se piensa en la “bendición”, se entienda esta en el contexto de Dios dando su bendición a su pueblo, es decir, la divinidad otorgando su favor y gracia a sus seguidores, hasta ahí nada sorprendente, lo extraordinario de este texto es que solicita lo mismo pero a la inversa: Los siervos bendiciendo a su Creador. ¿Cómo es eso?

Las diversas versiones arrojan matices que pueden explicar la confusión que presenta para los traductores el término, porque aunque la mayoría de las versiones al castellano dice precisamente “bendigan”, la BSL y otras versiones traducen “alaben”, como si fuera imposible pensar en seres humanos otorgando la bendición a Dios.

Lo que dará luz al término es analizar el origen de la expresión “bendecir” que viene del latín “benedicere” compuesto de “bené” bien y “dicere” que significa decir, en otras palabras “hablar bien”, en este caso, de Dios. Es el mismo sentido que tiene en la expresión griega que utiliza el Nuevo Testamento, “eu-logo”. No obstante, en hebreo el sentido es otro la expresión que usa el Antiguo Testamento es “barak” (bendecir) que está vinculado con “beraká” (bendición). La palabra significa literalmente “arrodillar” o “arrodillarse” (berek) y tiene dos sentidos, por una parte es un eufemismo con connotaciones sexuales y se refiere a tener fecundidad, y también a desear éxito. Otros le dan un sentido de “arrodillarse”, en referencia a los seres humanos que le dan reverencia a Dios de rodillas.

Viendo el sentido hebreo, ¿qué podría significar el que el salmista invita a bendecir a Dios? Se podría respetar la interpretación latina y suponer que significa “hablar bien de Dios”, pero el sentido es más profundo, es desear la fecundidad de Dios, esperar que la divinidad siga propiciando la creación y haciendo que todo continúe en su derrotero de bendición. Es el deseo de la criatura para que la divinidad tenga éxito en su providencia. En otras palabras, la expresión de alegría de las criaturas que se sienten contentas de tener a un Dios que es capaz de hacer la diferencia creando desde la nada y siendo el proveedor eterno de todo lo que existe.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Salmos de vida

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