El perdón se enseña



“Perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes” (Colosenses 3:13)

No se puede dar lo que no se tiene. La capacidad de perdonar se enseña, así como se aprende a caminar y a pedir permiso, es preciso aprender a perdonar. Las personas que han estado en nuestro proceso de crecimiento son las encargadas de darnos esas lecciones de vida.

“A perdonar se enseña perdonando, comprendiendo las equivocaciones, disculpando los errores. Es difícil perdonar a los hijos cuando el nivel de exigencia e intransigencia es desproporcionado. E igualmente será difícil enseñarles a disculpar también a los demás si los padres no son capaces de perdonarse a sí mismos por sus errores” (Ballenato, 2007: 31).

Somos la proyección de lo que nos enseñado, especialmente en la primera infancia. Podemos modificar nuestras conductas, porque aquí no hay determinismo, pero el condicionamiento nos hace actuar con cierta inercia a partir de los modelos que nos entregaron.

Si crecí en un ambiente donde los errores no eran excusados, pero si perdonados, nos será más sencillo hacer lo mismo con otros. Si vivimos un ambiente donde había un grado de hostilidad por no alcanzar el nivel que se esperaba que lograse y al contrario, se tendía a criticar a quien no lograba lo esperado, sin perdonar excepciones, entonces, ese será el estilo que se desarrollará a lo largo de la vida.

Perdonar es tan importante como perdonarse, pero si vimos a nuestros padres no perdonarse a sí mismos por sus errores, de esa manera tenderemos a tratar a los demás.

El perdón se enseña. Cuando se aprende se desarrolla una actitud más flexible con los errores ajenos y propios. Si no se aprende, se tiende a una actitud intolerante que destruye las relaciones y los vínculos, y produce problemas interpersonales que perduran durante décadas y en algunos casos, por generaciones, hasta que alguien corta ese círculo vicioso.

No se puede forzar, debe surgir de manera natural, pero en el contexto de la formación y la enseñanza. Nadie puede ser obligado a perdonar porque no sirve, no obstante, es posible desarrollar una cultura del perdón que enseñe que las individuos por definición tienen que tener una segunda oportunidad, comenzando por la oportunidad que nos damos a nosotros mismos al perdonar.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Lazos de amor

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