Centro de rehabilitación



La famosa actriz norteamericana Julia Roberts, en una entrevista, dirigiendo a un grupo de damas, les dijo: “Mujeres, ustedes no son el centro de rehabilitación de hombres que han sido criados erróneamente. No es su trabajo arreglarlos, cambiarlos o criarlos. Ustedes quieren un compañero de vida no un proyecto social”. ¡Qué sabias palabras! Si muchas mujeres, y también varones, lo entendieran, los terapeutas de parejas tendríamos menos trabajo y habría más vínculos saludables.

Muchos y muchas tienen la tendencia en convertirse en enfermeros y enfermeras de las heridas emocionales de quienes se han enamorado de ellos o ellas. Es cierto, como dice Boris Cyrulnik, en su libro El amor que nos cura que “el amor en todas sus manifestaciones es la cura para sanar las heridas de la infancia” (Cyrulnik, 2004), sin embargo, no todos están ni preparados ni tienen la capacidad de ayudar a quienes están tan dañados por la vida que necesitan ayuda especializada.

Muchas personas actúan como si tuvieran la obligación de salvar a todos aquellos heridos con los cuales se cruzan, el problema es que no todos están capacitados ni cognitiva ni emocionalmente para tratar el dolor emocional de otros. En muchos casos, los que aman, por amor, deben esperar que la persona sane antes de continuar una relación que puede ponerlos en riesgo. O, pedir ayuda a algún experto, para no ser un problema para la sanidad de quien tanto lo necesita.

Muchos que tienen que lidiar con el dolor emocional de alguien que aman, pierden objetividad y de pronto sienten que están obligados a quedarse en dicha relación exclusivamente porque la otra persona necesita ayuda. No es necesariamente así. Todos, en algún sentido precisamos de ayuda, no obstante, no todos estamos en condiciones de ayudar.

El amor juega un rol central en nuestra sanidad, como dice Mercè Conangla “ser amados por otra persona significa un reconocimiento a nuestra existencia como seres humanos. Ser amados y sentirse amados, es necesario para aprender a amarnos a nosotros mismos y también para ser capaces de dar amor a los demás” (Conangla, 2014). El amor sana, pero cuando hay daño hay que solicitar ayuda para vivir con posibilidades de sanidad.


Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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