La persona adecuada



Todos los que están por tener una pareja o que ya viven la experiencia de una relación se preguntan más de una vez si están o no con la persona adecuada, en ocasiones, esta pregunta puede ser devastadora, especialmente, cuando se dan cuenta que están viviendo una ilusión que no tienen nada que ver con la realidad que alguna vez soñaron o con experiencias de vida que están alejadas de lo saludable.

El problema es que a menudo se va buscando “la persona adecuada”, sin preguntarse si yo soy el adecuado o adecuada para alguien. El amor no se centra en lo que recibes, sino en lo que estás en condiciones de dar. Evidentemente, por definición, amar es un puente de ida y de vuelta, de otro modo, simplemente, no es amor real.

Sixto Porras, Director Regional para Iberoamérica de Enfoque a la Familia, conferencista, consejero y escritor señala que “el amor se aprende, se cultiva, es producto del tiempo compartido, y es el resultado de añadir inteligencia al enamoramiento” (Porras, 2010: 128). Lamentablemente, esta definición choca de frente con la cultura popular, donde hablar de “amor” e “inteligencia” pareciera estar en las antípodas, como si una cosa y otra no fueran compatibles. Aún se habla del “amor ciego”, como si eso fuera una virtud, y no lo que es en realidad, un desastre que ocasiona que muchas personas, simplemente, por cegarse terminen en relaciones equivocadas con personas incorrectas.

Para que una relación realmente funcione es necesario no precipitarse y actuar con cautela. El filósofo griego Platón, hablaba de la desconfianza hacia los sentidos, diciendo que solían engañar a los incautos. Lo mismo puede decirse de quienes creen que sus sentimientos, emociones, y pasiones, son una buena consejera para elegir a una persona adecuada, cuando en realidad, sin el ejercicio de la inteligencia que permita ponderar todas las opciones, será muy fácil equivocarse y dar los pasos inadecuados que solo hará que las personas creyendo amar, terminen en relaciones tóxicas, destructivas y altamente peligrosas.

Antes de amar, es preciso pensar, reflexionar, consultar, dialogar, pedir consejo. El amor nos define, no es algo de poca monta.

Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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