El viaje de los peregrinos


“Señor, no es orgulloso mi corazón ni son altaneros mis ojos, ni voy tras cosas grandes y extraordinarias que están fuera de mi alcance” (Salmo 131:1)
El Salmo 131 es conocido como el salmo de los peregrinos, pues era repetido por aquellos que hacían peregrinación a Jerusalén para las fiestas.

El salmo se centra en la actitud que asume un recién nacido, totalmente dependiente y confiado. Se muestra como alguien que no tiene orgullo ni observa con altanería, sino al contrario, actúa con humildad.

El versículo 2 dice: “Al contrario, estoy callado y tranquilo, como un niño recién amamantado que está en brazos de su madre. ¡Soy como un niño recién amamantado!”. Esa imagen es poderosa, cuando se observa a un niño se lo ve totalmente tranquilo en manos de su madre, especialmente cuando es amamantado. Nada hay que perturbe su paz en brazos de su madre.

La misma actitud espera Dios de sus hijos, tal vez por eso este salmo de sólo 3 versículos era repetido por los peregrinos que caminaban en dirección a Jerusalén, no iban con orgullo ni vanidad, sino con la tranquilidad de un niño que es amamantado en los brazos de su madre.

Acercarse a Dios implica bajar los brazos y aceptar el abrazo divino. El orgullo, la vanidad, la altanería y toda actitud de soberbia lo único que logra es poner una barrera entre nosotros y Dios.

No es Dios el que se aleja o construye muros a su alrededor, sino los seres humanos con su actitud dada al orgullo. Dios espera darnos las seguridad que otorga una madre con su hijo en brazos. Sin embargo, para lograr darnos y transmitirnos ese sentimiento de seguridad, nosotros somos los que tenemos que bajar la guardia y permitirle a Dios que sea Dios en nuestra vida.

El amor de Dios es inconmensurable, pero no tiene ningún efecto en nosotros a menos que le permitamos actuar en nosotros. El salmo termina diciendo: “Israel, espera en el Señor ahora y siempre”, en otras palabras, aprende a confiar.

¿Confías en Dios como un niño en brazos de su madre?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Salmos de vida
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