Siempre en su presencia



“Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda. Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano “ (Salmo 139: 1-5).

El discurso favorito de los predicadores manipuladores del medievo y gran parte de la época moderna era pintar a un Dios que está constantemente vigilante de las acciones de sus hijos, pero no para protegerlos, sino para castigarlos por sus errores. Era habitual que los oradores religiosos se especializaran en asustar a la gente, para de esa forma, ayudarles, según ellos, a temer a Dios.

No obstante, no importa qué efecto provocaron dichas palabras, simplemente son un error. Dios está pendiente del ser humano no para asustarlo, maltratarlo o castigarlo. Es un Dios de amor, su preocupación va por el lado de la redención y la búsqueda de restauración del ser humano.

Si se vive bajo el constante manto del temor de la presencia de Dios, se termina siendo un paranoide religioso que teme hasta su sombra, si en cambio, se logra entender que Dios está constantemente buscando la forma de atraer a los seres humanos hacia sí, entonces, el asunto toma otro color. Dios no impide las acciones humanas, sólo intenta influenciarlo con el fin de que acceda a la influencia divina.

La descripción que hace el profeta Oseas describe el verdadero carácter de Dios: “Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos de amor. Le quité de la cerviz el yugo, y con ternura me acerqué para alimentarlo” (Oseas 11:4).

El enemigo de Dios procura por todos los medios posibles mostrar a un Dios implacable, ausente, castigador, malvado y cruel con sus criaturas. La Biblia, por el contrario, nos muestra a un Dios amoroso, que con tierno cuidado, como una madre con su hijo, procura atraerlo con cariño a sus redes de amor incomensurable, entender otra cosa, es simplemente distorsionar el carácter de Dios.

¿Cuántas de las ideas que tienes de Dios son las correctas?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Salmos de vida

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