Sentimientos genuinos


“¡Hazme justicia, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y perversa. Tú eres mi Dios y mi fortaleza: ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo?” (Salmo 43:1-2). 

Dios no espera nada más y nada menos que tu honestidad plena y consciente. No necesitas acercarte a Dios como si él fuera un Dios lejano y ausente. Él no se enoja con tus enojos, ni desprecia tus inquietudes, aún cuando parezcan blasfemas. Dios está más allá de tus iras. Él ve el cuadro completo, el mismo que no alcanzamos a ver nosotros con nuestra visión limitada.

En este Salmo David le reclama a Dios: “¡Hazme justicia! ¡Defiende mi causa! ¡Líbrame de gente mentirosa y perversa!” ¿Quién no ha dicho eso alguna vez? ¿Quién no ha anhelado que Dios quite de en medio y destruya a gente que nos destruye?

Pero Dios es más que eso, para empezar, no es nuestro vengador personal, es Dios y también desea ser Dios de nuestros enemigos. En segundo lugar, Dios no manipula a nadie. Respeta la libertad humana al grado de no entrometerse en las decisiones que tomamos, sean malas o buenas. Aunque Dios entiende nuestros sentimientos, simplemente no hará lo que nosotros queremos porque ese es un camino equivocado, significaría pedirle a Dios que anulara la libertad de otros simplemente porque nosotros se lo pedimos.

Las palabras siguientes del salmista son una endecha de llorona. Pareciera que todo lo ve oscuro. Es el canto depresivo de alguien que no encuentra respuestas. Pero, por extraño que nos parezca, Dios no se complica con esos sentimientos. Los entiende. Sabe que hay momentos en la vida donde todo nos parecerá oscuro. Hasta el mismo Jesús estuvo en momentos donde la duda existencial pareció aniquilarlo. El punto no es ese, sino el ser honesto con nuestros sentimientos frente a Dios que siempre los apreciará como una respuesta genuina.

¿Por qué razón no debemos juzgar los sentimientos ajenos? ¿Por qué Dios no nos condena por expresar nuestras emociones, aún cuando parezcan blasfemas o depresivas? ¿Qué espera Dios finalmente en relación a nuestros sentimientos?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Salmos de vida
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