Vuelco de paz


“Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde tú habitas llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite, y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del arpa. ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! (Salmo 43:3-5).

La segunda parte del Salmo 43 no parece haber sido escrita por David. Es tan diferente a la primera parte que pareciera que fuera de otro autor. La realidad es que es de él mismo, mostrando lo que puede hacer una mirada de fe a la realidad que le toca vivir.

En la primera parte se ha quejado, ha llorado como plañidera, incluso sus palabras hasta rayan en la blasfemia. 

En la segunda parte hay vida, ideales, esperanza, valentía, fuerza y sobre todo una mirada altamente positiva a la realidad.

¿Qué hace la diferencia? Algo muy simple y a la vez complejo: La perspectiva.

En la primera parte, la que analizamos ayer, el centro de inflexión del pensamiento es él como individuo. La mirada está puesta en su sufrimiento, en sus desvelos, en sus enemigos, en resumidas cuentas, está puesta en él. 

Sin embargo, en la segunda parte la mirada se concentra en pensar quién es Dios. Dios es el “Dios de la alegría y el deleite” por esa razón, y ante la contemplación de Dios no le queda más al salmista que decir: “Por qué inquietarme o angustiarme”. El autor del Salmo decide poner toda su confianza en Dios y eso hace toda la diferencia. Las circunstancias siguen siendo las mismas, los enemigos no han desaparecido... pero, ahora entiende que no está solo, es Dios mismo el que lo acompaña. 

Siempre es así, mientras pongamos la mirada en nosotros mismos, no habrá esperanza para nosotros. Sin embargo, si nos concentramos en Dios, la vida y la existencia adquiere otro significado totalmente diferente.
¿Dónde pones tu mirada? ¿Has hecho de Dios el foco central de tus pensamientos? ¿Entiendes que sin Dios todo lo que emprendamos será negativo y sin sentido?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Salmos de vida
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