Amor y compañerismo


“Como el lirio entre los espinos, así es mi amiga entre las doncellas” (Cantares 2:2 RV60)
El lenguaje hebreo tiene una riqueza conceptual que, lamentablemente, en el idioma castellano, no se alcanza a captar de manera plena. Una de las primeras palabras para amor en el texto es “rayá”.

Rayá es una palabra que literalmente se traduciría como “amigo(a)” o “compañero(a)”. Es una persona especial con la que te relacionas de manera íntima, incluso puede ser traducida como “alma gemela”, dando a entender la cercanía afectiva que existe con esa persona.

A menudo usamos expresiones que denotan el sentido de rayá: “Ella es mi mejor amiga”; “le podría contar cualquier cosa porque sé que me entenderá”.

Lo que está explícito en el texto bíblico es que en el centro mismo de la relación de esta pareja hay amistad y compañerismo, de allí las expresiones de cariño que se prodigan.

El amor se sustenta, se basa, se construye sobre la amistad que la pareja tiene.

Es interesante que el texto de alguna manera es eco de Génesis 2:18 que dice que “no es bueno que el ser humano esté solo”. La razón fundamental para la existencia de la pareja es vencer la soledad, algo que se expresa con el texto hebreo rayá.

Si no hay amistad y compañerismo en la pareja, difícilmente podrán construir una relación sólida. Es preciso confiar y tener eco para las problemáticas que se enfrentan cada día.

Los amantes de Cantares, en primer lugar son amigos y compañeros. Han construido una relación sólida basada en la amistad.

Es lo que descubrió el investigador John Gottmann (2012) al sostener que una de las características de los matrimonios estables y afectivamente sanos es la amistad. Tienen un conocimiento íntimo de las necesidades, gustos y apreciaciones del cónyuge. Se conocen porque son compañeros de ruta, porque se entienden, porque, tal como dice Cantares, son rayá.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Lazos de amor
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